jueves, 17 de abril de 2008

Una apuesta en cada esquina

HÉCTOR M. GARRIDO - Madrid
No sólo a Getafe y Valencia les importaba anoche la Copa del Rey de fútbol. Los equipos buscaban un título. Pero el resultado del encuentro también lo seguían otros jugadores: los que se acercaron al bingo Canoe, en el paseo de la Castellana, donde ayer se inauguró la primera sala de apuestas deportivas en España.
Se llama Victoria y nace apadrinada por Codere y la multinacional inglesa William Hill. No estará sola en esta aventura. Ayer, Sportium -marca que aglutina a CIRSA con la casa inglesa Ladbrokes- anunció haber recibido de la Comunidad de Madrid la tercera licencia para operar en la región. Apuesta Oé (de los griegos Intralot) logró la segunda hace siete días.
Alberto, un ciudadano anónimo ("interesado por la iniciativa", confesaba con el boleto de apuesta en la mano), fue el primer apostante. Arriesgó 10 euros por un triunfo del Getafe. Eran las 15.04. Pasaban cuatro minutos de la apertura. "Soy socio del Atleti, pero esta noche voy con ellos", afirmó con lógica timidez al verse invadido por flashes y preguntas.
Fuera, un enorme cartelón azul publicitaba la sala. La primera. Pero apuestas iguales sobre fútbol, baloncesto, tenis o, incluso, carreras de galgos, se podrán realizar en otros 70 puntos Victoria antes de acabar el año. Hasta esa fecha, Sportium habrá abierto 130. Y Apuesta Oé, otras 70. En espera, otras tres empresas -Novomatic, Bwin y Betting Sports-, que ya solicitaron licencia a la Comunidad. En resumen, 270 localizaciones para realizar apuestas antes de 2009. ¿Modificarán tantos puntos de juego el paisaje de Madrid, la segunda región tras Euskadi en regular este sector? "Sólo tratamos de ofrecer seguridad jurídica a una realidad social ya existente", apunta el director de Juego de la Comunidad, Edmundo Ahijón. "Sin regulación se crearían mercados opacos e inseguros para los madrileños".
El Gobierno regional descarta que las calles madrileñas degeneren en una apuesta en cada esquina. "Tampoco es que sean farmacias, que deben separarse un mínimo de metros", declaró a este periódico un portavoz de la Consejería de Hacienda. Ahijón, presente ayer en el nacimiento de Victoria, reconoció haber viajado a Inglaterra para estudiar su modelo de apuestas. "Ellos conceden licencias a través del Estado, pero nosotros queremos una normativa más liberal", explicó.
La normativa madrileña no limita las licencias, sino que impone requisitos a quien quiera entrar en el sector (por ejemplo, un aval de 12 millones de euros). "Los modelos intervencionistas no son buenos", argumenta Ahijón; "y en cuanto a la expansión de salas, será el libre mercado el que decida; cuando se sature, dejarán de abrirse locales".
La pregunta surge sola. ¿Y si el negocio es muy lucrativo? ¿Y si la demanda se dispara sin llegar a saturar el mercado? Porque España gasta 28.000 millones en azar, según la Memoria Anual de Juego de 2006 del Ministerio del Interior. Y a los madrileños, con 4.529 millones gastados, sólo les superan los catalanes con 4.621. "Ya decidiríamos entonces las medidas a tomar", dicen en la Consejería.
Y es que no sólo el modelo es más liberal que el inglés -que acoge 10.000 puntos de apuestas entre Irlanda e Inglaterra-, sino también que la normativa vasca. "El juego se normaliza; ya no se considera una actividad a ocultar", explica Aitor Uriarte, director de Juegos y Espectáculos de Euskadi. Su normativa fija un máximo a repartir entre las empresas con licencia: 75 locales y 1.500 máquinas en toda la región. "No deseamos un local en cada esquina. Es un sector sensible y una sobreoferta podría atraer a mucha gente al juego". Euskadi también limitó a 100 euros la jugada, según Uriarte, "para evitar calentones, y poner trabas a los que funcionan por impulsos". Pero Madrid tampoco controlará la cantidad apostada.
Luis y José Antonio, dos colegas de trabajo, también aprovecharon el almuerzo para acercarse a apostar. Y envidaron también 10 euros por el Getafe. "Soy getafense, pero José Antonio es de Leganés, y pese a ello confía en que esta noche ganamos", afirma Luis, sentado en una butaca verde, cerveza en la mano, y atendiendo a las múltiples pantallas que pueblan las paredes del local. Ninguno se reconoce jugador habitual. Tampoco apuestan por Internet. Sólo son aficionados al deporte.
"Pretendemos que las salas sean lugares de reunión para amigos, que se diviertan con los partidos y apuesten como en las típicas porras", explica Ahijón. Luis y José Antonio habrían ganado 20,50 euros de haber ganado el Getafe. Y podrían haber ganado más si hubiesen arriesgado a un 4-2 para los azulones, que con un "1/100" como multiplicador (100 euros por euro jugado) era la apuesta mejor pagada, ayer, en Victoria.


EL PAÍS, Jueves 17 de abril de 2008
Imagen: El País

1 comentario:

Anónimo dijo...
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