miércoles, 23 de abril de 2008

Los gigantes de la alimentación dan la cara contra la obesidad

L. Cecilia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado la obesidad de pandemia mundial. Hoy en día afecta ya a más de 300 millones de personas en todo el mundo, el 5% de la población del globo. Las recomendaciones de este organismo en su recién estrenada Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud reclaman un cambio radical en el modelo alimentario mundial.
Según la OMS, un 22,5% de los ciudadanos estadounidenses puede considerarse obeso, al igual que lo es un 17% de los ingleses y un 13,9% de los españoles, los países con mayores índices de obesidad mundial. La OMS considera obesas a las personas con un índice de masa corporal (peso en kilos entre la talla en metros al cuadrado) mayor o igual a 30.
Conscientes de este problema, las grandes empresas de alimentación están convirtiendo la lucha contra la obesidad en una pieza clave de su estrategia comercial. Saben que si no van por delante, la situación se les puede acabar volviendo en contra e incluso que las miradas inquisitorias se dirigirán hacia ellas.
Europa, más activa
Un informe de JP Morgan e Insight Investment apunta que las firmas europeas están siendo mucho más activas en la transformación de sus estrategias que sus rivales americanas. “Danone, Unilever y Nestlé han integrado su preocupación por la salud y el bienestar en su estrategia principal de negocio. Las americanas tienden sólo a centrarse en su mercado local, sin luchar contra el problema de forma global”, explica el estudio.
España ha traducido las recomendaciones globales de la OMS en la Estrategia NAOS (Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad). En este país, un 13,9% de los niños menores de 13 años es obeso y un 12,4% tiene sobrepeso, según el informe de la Fundación La Caixa, Alimentación, Consumo y Salud.
Las líneas de actuación para luchar contra la obesidad creadas por estas multinacionales pasan por la reformulación de sus productos. En los mismos, se han empezado a rebajar los niveles de grasas malas o grasas trans, los niveles de azúcar y los de sal. Además, se añaden propiedades para enriquecer los productos, como vitaminas y minerales. Uno de sus logros ha sido la creación de etiquetas con datos nutricionales en sus envases (Kellogg fue pionera en España en hacerlo) y programas de información para los consumidores, tendencia a la que también se ha apuntado la distribución, como es el caso de Eroski.
Dificultades de las empresas
La responsable de comunicación de Unilever en España, Ana Palencia, afirma que no sólo la industria debe hacer un esfuerzo, sino que también se debe concienciar al consumidor. En su opinión, la industria hace frente a una serie de dificultades en la creación de los nuevos productos. La primera, la dificultad organoléptica. Es decir, no puede modificarse excesivamente el sabor del producto porque se pierde mercado.
En segundo lugar, existen dificultades tecnológicas, ya que las líneas de producción deben diferenciarse por producto aunque sean de la misma referencia. Por último, encuentran dificultades legales: la Administración obliga en ocasiones a cambiar el nombre del producto, por ejemplo, el de mahonesa por el de salsa fina.
LA GACETA DE LOS NEGOCIOS, Viernes 18 de abril de 2008

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