martes, 19 de julio de 2011

Hay que saber contar...calorías

Ángeles López/Madrid

Ni restaurantes de comida rápida ni bares con menú del día. Parece que los dos fallan a la hora de ofrecer la información calórica que contiene el plato o la porción de comida que situada en el expositor. Los errores se dan tanto al alza como a la baja, y parece que el motivo es un mal control del tamaño de la ración y un exceso de calorías en las guarniciones.

Desde hace unos meses, Estados Unidos cuenta con una nueva normativa que obliga a restaurantes y demás sitios de venta de alimentos a mostrar en sus menús las calorías de cada plato. De esta manera, se pretende luchar contra la elevada tasa de obesidad ha aumentado de un 14% en 1976 a un 34% en 2008. Por otro lado, cada vez son más los ciudadanos de éste y otros países que optan por comer fuera de casa.

Por este motivo, especialistas en nutrición de la Universidad Tufts, en Boston (EEUU), han llevado a cabo un estudio en el que han analizado alimentos de 42 restaurantes y han comparado su contenido calórico con el que constaba en el menú del establecimiento. Los investigadores evaluaron la información alimenticia tanto de sitios de comida rápida como de restaurantes con menú del día.

De esta manera, vieron que de los 269 alimentos analizados el 40% contenía al menos 10 Kcal más por porción que las indicadas en el envase o menú y un 19% ofrecía al menos 100 Kcal de más por porción. Pero no todos los platos evaluados superaban en calorías la información ofrecida, ya que un 52% de ellos contaba con al menos 10 Kcal menos.

Aunque a priori la mayoría de las personas creería que los que más fallos podrían presentar eran los establecimientos de comida rápida, en este estudio se confirmó que existía mayor variabilidad en la discrepancia entre las calorías indicadas y la energía que realmente se demostró en el análisis en los alimentos que procedían de los otros restaurantes. Y en ellos, donde se detectaron más errores fue en el contenido calórico de las guarniciones que acompañaban a los platos principales.

"El análisis nos muestra que los alimentos ricos en carbohidratos y las ensaladas de guarnición presentaban más variabilidad en el contenido energético comparados con los sandwiches", afirman los autores del estudio publicado en la revista 'Journal of the American Medical Association' (JAMA).

Otro dato a tener en cuenta es que el mayor número de fallos se daba en los alimentos con menor contenido calórico, que en realidad contenían más calorías de lo que el menú o el envase decía, mientras que aquellos platos más fuertes tenían en realidad menos aporte energético de lo que el etiquetado decía.

Mayor conciencia

Los investigadores señalan que, aunque la variación calórica no era muy alta en la mayoría de los alimentos evaluados, hay que tener en cuenta que un 19% de los platos contenía 100Kcal extra, "esta cantidad puede causar una ganancia de peso de cinco a 15kg al año si se toma diariamente".

Por su parte, Linda Van Horn, profesora de Medicina Preventiva de la Universidad Northwestern en Chicago (EEUU), señala en un editorial, que también publica la revista 'JAMA', que los diferentes estudios realizados sobre nutrición muestran que ni las proteínas ni los hidratos de carbono ni la ingesta de grasa, "en resumidas cuentas, lo importante para conseguir perder peso es seguir una dieta con un menor aporte calórico".

Esta especialista señala que tanto el aporte energético como el aumento de las porciones parecen influir en una ingesta excesiva de energía y en un incremento del riesgo de sobrepeso. "Cuando el número total de calorías necesario para controlar el peso cada día se conoce y se comprende, una persona puede lograr un déficit calórico o un equilibrio energético negativo", afirma.

Finalmente, Van Horn sentencia que es fundamental que los padres estén concienciados de la importancia de las calorías diarias y de que puedan ser un modelo para sus hijos, ya que actualmente entre los adolescentes los snacks o los dulces representan el 40% de las calorías consumidas.

EL MUNDO, Miércoles 20 de julio de 2011

Imagen: El Mundo

miércoles, 13 de julio de 2011

Los peligros del 'fast food' cercano

Silvia R. Taberné Madrid
Un día rutinario para muchos trabajadores en cualquier parte del mundo puede convertirse en un problema para su salud. Llega al trabajo, come rápido, vuelta al trabajo y sale tarde. ¿A quién le apetece ponerse a cocinar? ¿No se merece una alegría gustativa en vez de un plato de verduras y frutas?
Resistirse a la tentación de la comida rápida es complicado, y más si se tiene en cuenta la dificultad que supone hoy en día pasear por cualquier calle que esté a salvo de los restaurantes 'fast food' y el precio de los menús que ofrecen, aunque su abuso suponga un serio riesgo para la salud. Este es el principal resultado al que han llegado investigadores de varias universidades estadounidenses en un estudio que se publica en la última edición de 'Archives of Internal Medicine'.
Tras seguir durante 15 años a más de 5.000 pacientes estadounidenses con edades entre los 18 y 30 años, los investigadores observaron que la falta de recursos económicos juega un papel determinante en la forma en la que se (mal)cuidan las personas y también la lejanía de los supermercados donde se pueden encontrar alimentos sanos.
"Una dieta sana no es barata", afirma tajante José Manuel Fernández Real, jefe de la sección de Diabetes del Hospital Josep Trueta de Girona. "En este tipo de restaurantes se puede comer por unos cinco euros, mientras que comer al menos dos veces pescado a la semana y todos los días fruta y verdura es algo que muchos bolsillos no se pueden permitir", explica este especialista.
Cultura vs. ingresos
'¿Cuántas veces a la semana va a comer o cenar al Burguer King, McDonalds o Pizza Hut?', se preguntaban en esta investigación. La media asusta. Desde 1985 a 2000 se calcula que aquellos que tienen bajos ingresos acudían a este tipo de establecimientos dos veces a la semana (2,1 en hombres y 1,6 en mujeres). Por su parte, los mismos encuestados mostraban pocos conocimientos sobre los niveles recomendados de ingesta de frutas y verduras.
Pero no es el único dato importante. "Se ha observado que estas personas tenían a menos de tres metros de su casa un restaurante de comida rápida o una tienda donde se venden alimentos precocinados. Mientras, los supermercados donde se puede adquirir más variedad de comida estaban más lejos", indican los autores del estudio.
Ante estos datos, Fernández Real comenta que más importante que la lejanía del establecimiento, "es más recalcable que las personas con bajos ingresos sólo van a poder comprar alimentos baratos, que suelen ser los ricos en colesterol".
"En Europa en general y en España en particular existe una conciencia de que hay que incluir verduras y frutas en nuestra dieta, por lo que en cierta manera estos datos no son extrapolables al caso europeo", asegura este doctor.
"También es una cuestión de cultura, aunque nunca se sabe qué prima antes: si la falta de dinero o saber que te estás perjudicando al saturarte con este tipo de comida", comenta Fernández Real. "Sin embargo, en España, aunque los ingresos no sean altos y no se llegue a los niveles recomendados, sí que se tiene más cuidado, por ejemplo a la hora de cocinar. Nosotros utilizamos aceite de oliva y en EEUU casi no se usa. Además, muchos de estos 'fast food' han incluido en sus menús ensaladas y también existen buffets de ensaladas, algo que aún no está extendido en EEUU", añade.
Pero para no caer en este tipo de problemas, Fernández Real afirma que "si ya se ha llegado a concienciar a la población de que la mejor dieta es la mediterránea, ahora se tendrían que tomar medidas políticas para que todo el mundo pueda disfrutar de unas comidas ricas y variadas en la que su nivel económico no sea detonante de enfermedades serias", argumenta.

EL MUNDO, Martes 12 de julio de 2011

Imagen: El Mundo

martes, 5 de julio de 2011

Comida de grillo

Pedro Trapiello

Si haces caso a Popeye y le endilgas a tu criatura espinacas, resulta que la estás metalizando . No procede. Las acelgas tampoco. Advierte la autoridad sanitaria que no se les dé estas verduras a rorrós y guajinos porque suelen contener metales peligrosos, ponzoña añadida en fertilizantes o contaminación ambiental.
El mito de las espinacas acaba de fallecer. De repente. Los adultos se hacen cruces. Los niños dicen ¡yupi! ¿Cabrá querellarse contra Popeye por agobiar a los niños en sus dibujos para que hagan caso a mamá y engullan ese forraje en purés o croquetas? ¿Eran esas espinacas con metales la razón de que sus mamporros fueran mazazos metálicos?
Lo mismo ha ocurrido con el mito del atún rojo o el pez espada. El ministerio dice ahora que no lo coman embarazadas y niños por parecidas razones metaloides. Coñó. Y de chupar la cabeza de las gambas, tararí. El atún tiene algo envenenado (además del precio), aunque un tripalari de sushi japonés asegura que eso es falso, que buscan meter miedo para reducir el consumo porque la especie está abrasada y se le dispara el precio.
Así las cosas, después de ver vacas locas y pollos con estrógenos, perdimos la fe en la granja y en las praderas. Ahora perderemos la fe en la huerta y el labrador, la última fe, una fe fusilada cada amanecer en las plazas de abastos y mercados de origen. ¿Y sigues pensando que aún nos queda la fe en el mar?
Antes, él único metal que venía en productos naturales era el hierro de las lentejas. Insistían mucho las abuelas en que comiéramos dos cacetas colmadas. Objeté yo que si comíamos muchas acabaríamos meando alambre y me gané un cachete por chistoso (pero sigo pensando lo del alambre).
Se pregunta Sócrates ¿y qué más da evitar comer esos metales que puedan ir en las espinacas o el atún, si los pillas todos de golpe en una sola bocanada en cualquier plaza con tráfico?
En fin, Popeye, si esto vale para que se vaya relajando tanta pasión por las ensaladas piruleras con frutos, berzas y nabos, tan de moda y forrajeras, ¡bienvenida sea la alarma y hasta los brotes de soja propinados con bacteria criminal!, pues ya quedó dicho hace siglos: De lo que come el grillo, poquillo .



DIARIO DE LEON, Lunes 4 de julio de 2011

Atunes, gambas, espinacas...

EFE - 04/07/2011
Caius Apicius Madrid, 4 jul (EFE).- Una recomendación en principio bastante inocente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha disparado las alarmas nacionales y provocado la efusión de ríos de tinta y torrentes de palabras en una semana en la que, la verdad, la actualidad proporcionaba bastantes más temas de interés.
Nos referimos, como habrán intuido, a las advertencias sobre el consumo por determinados segmentos de la población de algunos alimentos, entre ellos los grandes atunes, el pez espada, los tiburones, las cabezas de gambas y familiares, las acelgas, las espinacas...
Primer apunte: nada que no supiéramos ya. Entonces, ¿a qué viene volver ahora sobre el tema? La contaminación de especies marinas por metales pesados no es ninguna novedad: la relación entre el hígado del atún y el mercurio es una vieja conocida. Poco más o menos cabría decir del cadmio contenido en las cabezas de determinados crustáceos. Y que algunas verduras de hoja incluyen en su composición elementos poco deseables, tampoco: nada es perfecto.
Ocurre que estamos en un país de hipocondríacos, que además derivan esa obsesión por la salud -"nefasta", me decía hace años el maestro Néstor Luján- hacia el único terreno en el que creen que pueden decidir, que es el de la alimentación.
Somos un país, permítanme el palabro, de gastrocondríacos, que al paso que va acabará haciendo una dieta monográfica de lechuga, que se merece que no sea nunca de una variedad distinta a la insipidísima iceberg, comida sin sal -¡por Dios, la tensión!- y sin aceite -¡grasas, qué horror!-.
Verán, no es lo mismo "puede suceder" que "sucede". Y lo que no puede hacerse es alarmar al personal con informaciones cualitativas. Me explico con una anécdota sufrida por un amigo mío, importador de caviar cuando el ICEX permitía pescar esturiones en el Caspio.
El caviar, como saben ustedes, son los huevos, que no las huevas, del esturión hembra. Es un producto frágil y perecedero, que necesita ayuda para conservarse, tampoco crean que mucho tiempo, como tope seis meses. Lo tradicional era, a ese objeto, añadirle o bien sal, o bien ácido bórico. Lo primero no contribuía a mejorar el producto: un caviar muy salado es una desgracia. Lo segundo se usaba masivamente como conservante, a escala doméstica, de mariscos y pescados. Pero... alguien descubrió que la ingesta de ese ácido podía tener malas consecuencias para la salud, y se reguló su uso, fijando un máximo por kilo de producto tratado.
Bien, el buen caviar tenía ácido bórico. Por si acaso, en Barajas se procedía a analizar una muestra de cada envío. Una muestra de 1,8 kilos, que es lo que pesa cada envase original: los inspectores no se andaban con chiquitas. Y bastaba que contuviera ácido bórico para que no se autorizase esa partida. Ojo: no se decía cuánto ácido bórico contenía: trampa. Porque hay una mínima cantidad autorizada. Pero no: bastaba con que cualitativamente se detectara para emitir ese veredicto condenatorio; hacer un análisis cuantitativo, como sabe cualquiera que haya estudiado Química, es algo más latoso que limitarse a descubrir indicios de determinada sustancia.
Pero hay que decir cuánto. Hace años se acusó a las conservas de almejas chilenas de contener cadmio, cancerígeno. Alguien, meses después, reveló el asombroso número de latas de almejas que un ciudadano debería comerse diariamente, durante más de cien años, para ingerir una cantidad de cadmio preocupante. ¿Cuántas cabezas de gamba habrá que chupar al día para obtener el mismo resultado...? Por si acaso, no se dice.
Así que yo seguiré comiendo atún blanco con toda tranquilidad: nunca me he comido su hígado, y no voy a empezar ahora. Seguiré sin comer, en lo posible, atún rojo por respeto a una especie en gravísimo peligro. Este verano volveré a disfrutar de las tapas de marrajo, una especie de escualo, adobado y frito que despachan por toneladas en el "Kilowatio" de Cedeira. Seguiré sin hacerle caso al hit parade de las gasolineras de mi amigo José María Íñigo y no chuparé las cabezas de las gambas, pero no por el cadmio, sino por cierta manía que uno les tiene a las cabezas en general.
Evidentemente, no estoy en un grupo de los señalados como "de riesgo". Ni estoy embarazado ni tengo menos de cuatro años. Por esta segunda razón me gusta que me expliquen las cosas, y que los responsables de la gobernación del país no se acostumbren a confundir "recomendar" con "prohibir", verbo al que últimamente se les ha detectado cierta querencia.
Insistamos: "puede ser" no equivale a "es". "Advertir" es una cosa, "recomendar" otra y "prohibir" debería ser lo último, tras pensarlo mucho y muy bien. Ustedes échenle sentido común, también a su alimentación. Cuídense, pero sin obsesionarse.
Por cierto que lo de las acelgas ya podían haberlo dicho ustedes cuando uno era pequeño, caballeros; la de sinsabores -y nunca mejor dicho lo de "sin sabores"- que me hubiera ahorrado yo en cada convalecencia infantil a dieta de acelgas hervidas. No hay derecho; no, señor. EFE cah/cat

EL CONFIDENCIAL, Martes 5 de julio de 2011

Sanidad aconseja a embarazadas y niños no comer atún rojo, pez espada, acelgas ni espinacas

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda a embarazadas y niños de hasta siete años no consumir pez espada o atún rojo. En una nota emitida hace unos días por esta agencia se considera que estas especies están contaminadas por mercurio. También hace recomendaciones sobre el consumo de crustáceos y hortalizas.

100gr. a la semana superaría la ingesta tolerable de mercurio en una embarazada

Según la AESAN, dependiente del Ministerio de Sanidad, 100 gramos de pez espada a la semana superaría la ingesta tolerable de mercurio en una embarazada. Los niños de entre 7 y 12 años no deberían comer más de una ración de 50 gramos.El problema del pez espada o del atún rojo es que por su larga vida se convierten en bioacumuladores de metales pesados. El mercurio industrial ha acabado en las cadenas tróficas de los mares sin degradarse.
Nitratos en acelgas y espinacas
Hay también una advertencia respecto a algunas verduras. Por la presencia de nitratos, la AESAN desaconseja el uso de hortalizas de hoja, como espinacas, apio, acelgas o lechuga, para purés de bebés durante el primer año de vida.

Se desaconseja comer más de una ración de este tipo de hortalizas al día hasta que cumplan tres años. Los niños de 1 a 3 años se consideran la población más expuesta a nitratos.
Chupar cabezas de crustáceos: ojo al cadmio
Hay una tercera recomendación, referida a los crustáceos y atañe a la costumbre de saborear también la cabeza de gambas, langostinos, cigalas y bogavantes, o los jugos de centollos, cangrejo o buey.

El cadmio puede llegar a dañar los riñones o el hígado

En este caso el problema es el cadmio. La AESAN recomienda limitar el consumo de carne oscura de los crustáceos, localizada en la cabeza, para reducir la exposición a cadmio (metal presente en las pilas eléctricas y en vertidos industriales). El cadmio, en dosis elevadas, puede dañar riñones e hígado, donde tiende a acumularse entre diez y 30 años. También causa desmineralización de huesos y se considera un importante agente cancerígeno.



20 MINUTOS, Viernes 1 de julio de 2011

La lista (negra) de la compra

Isaac Rosa


Es verdad que los niveles de metales son una preocupación constante de las autoridades, pero el pescado azul es tremendamente saludable.” -Leire Pajín, ministra de Sanidad-

La lista de la compra cada vez tiene más tachaduras: las últimas, el atún, el pez espada, las gambas, y las acelgas y espinacas para bebés. Sí, es verdad que después de soltar la advertencia, las autoridades –presionadas por los sectores afectados- nos tranquilizan y nos animan a seguir consumiendo sin miedo. Pero coincidirán conmigo en que no da mucha confianza un alimento que las embarazadas y los niños deben evitar, o que el resto de la población puede comer pero sin pasarse.
Como lo del mercurio en los atunes se sabe desde hace tiempo, cabe pensar que seguiremos comiéndolos como si nada, pues en la alimentación nos domina desde hace tiempo una forma de resignación: nos hemos convencido de que, en mayor o menor medida, todo lo que comemos es dudoso, pero lo asumimos como un precio por vivir en una sociedad avanzada.
La primera parte del razonamiento es bastante cierta: todo lo que comemos es dudoso, pocos productos de la industria alimentaria resisten hoy un examen a fondo. Apliquen el análisis de los atunes a las hortalizas llenas de pesticidas, los cerdos y terneras criados en condiciones insalubres e hinchados a antibióticos, o los pollos y huevos que ya sabemos que tienen toxinas. En todos los casos cabría hacer recomendaciones de consumo moderado y grupos de riesgo, y se acumulan evidencias sobre su relación con la proliferación de cánceres, todo tipo de enfermedades y alergias.
Pero la segunda parte del razonamiento fatalista no tiene por qué ser cierta: no podemos aceptar que la contaminación alimentaria es inevitable. Al contrario, hay que denunciarla y exigir otras formas de producción. Es cierto que es inseparable a un modelo de desarrollo económico que llena el mar de mercurio –la pregunta que deberíamos hacer tras saber lo del atún es ¿de dónde ha salido todo ese mercurio?-, y que busca el máximo beneficio fabricando comida. Pero antes que un motivo de resignación, debería ser una razón más –y no menor precisamente- para cambiar un sistema que perjudica seriamente a la salud. La nuestra y la del planeta.



PÚBLICO, Lunes 4 de julio de 2011

Grandes diferencias de calidad en la leche entera

Ángel Díaz/Madrid
La calidad general de la leche entera que se consume en España ha empeorado durante la última década, aunque existen grandes diferencias entre unas marcas y otras, sin llegar a representar en ningún caso un problema para la salud. Estas son las principales conclusiones que se desprenden del informe que acaba de elaborar la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Tras analizar 47 marcas de leche entera, la OCU ha identificado "abismales" diferencias de calidad, mayores a las que pueden encontrarse en otros alimentos, según este organismo. Además, el estudio ha revelado un "descenso de la calidad en las cualidades nutricionales y composición de la leche", lo que podría deberse a que "las exigencias de la ley se han rebajado".
Algunos de los problemas que señala la OCU se refieren a la presencia de proteínas degradadas debido a un excesivo tratamiento térmico de la leche, así como fosfatos y otros estabilizantes no declarados en el etiquetado. Ninguna de estas circunstancias representa un peligro para la salud pública, aunque afectan a la calidad de la leche.
La leche ha de someterse a un proceso térmico para ser desinfectada, pero, según el citado informe, a veces el tratamiento es inadecuado, ya que degrada la calidad del producto sin aumentar la seguridad. "Una de las consecuencias directas puede ser la alteración del propio sabor de la leche y la disminución de la calidad nutricional de la proteína", explica la portavoz de la OCU, Ileana Izverniceanu, quien añade que, en cualquier caso, este problema "no entraña ningún riesgo para la salud".
Producto envejecido
"Hemos encontrado 12 marcas con niveles de glicomacropéptidos elevados, que indican que la leche está envejecida", señala la portavoz del organismo. Además, se ha detectado la presencia de estabilizantes en 15 muestras. "Habitualmente se emplean fosfatos sódicos que pueden desbalancear el equilibrio calcio/fósforo y alterar la absorción del calcio", explica Izverniceanu.
"El fósforo compite con la absorción del calcio", aclara Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. "Puede aumentar el riesgo de osteoporosis, pero el problema no está en la leche, sino en los saborizantes que se le añadan", añade.
"Hace 10 años, cuando hicimos nuestro anterior análisis de leche, estaba en vigor una normativa nacional, más rigurosa que la normativa europea" actualmente en vigor, señalan desde la OCU. "En nuestro actual estudio, 13 muestras no cumplirían con la normativa anterior", añade la portavoz.
La leche y sus derivados son una parte fundamental en la nueva campaña de concienciación sobre nutrición que ha presentado el Gobierno de EEUU, en sustitución de la clásica pirámide alimentaria. Sin embargo, los expertos recuerdan que en España la leche no es un elemento imprescendicible para seguir una dieta adecuada, y menos aún la leche entera. Alimentos como el pescado o las verduras pueden aportar también proteínas y evitan las grasas saturadas.
"En el mundo anglosajón los lácteos son muy importantes, pero nosotros preferimos la dieta mediterránea, de la cual la leche no es un elemento esencial", señala el doctor Ramón Estruch, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona. Este experto recuerda que la leche entera puede ser una preocupación como "fuente de grasas saturadas", las cuales pueden provocar enfermedad cardiovascular. "Por ello, recomendamos que, si se toma leche, sea desnatada", añade.
El doctor Aranceta coincide en que, a partir de los 14 a 16 años, la mejor opción es la leche desnatada. "El objetivo ha de ser reducir las grasas de todas las fuentes posibles". Hasta que se alcanza esa edad, "la mejor opción puede ser la semidesnatada, que tiene la mitad de contenido graso".


EL MUNDO, Martes 21 de junio de 2011

¿Por qué no puedo comer sólo una patata frita?

Ángel Díaz/Madrid

Las comidas que menos nos convienen son las que más nos apetecen, y ante las cuales somos más dados a dejarnos llevar por la gula. Esta incómoda circunstancia -que cualquiera que haya estado alguna vez a dieta ha sentido en sus propias carnes- parece deberse en buena parte a la acción de los endocannabinoides, sustancias que nuestro propio organismo genera y cuyas características bioquímicas son similares al componente activo de la marihuana.
Tal es la conclusión que se desprende de un estudio con roedores cuyos resultados acaban de presentarse en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'. Las ratas que se usaron en el experimento segregaban estas sustancias neurotransmisoras en su aparato digestivo cuando se las exponía a alimentos ricos en grasas, un efecto que no se reproducía cuando se las alimentaba con proteínas o azúcares.
El investigador Daniele Piomelli, de la Universidad de California en Irvine (EEUU), y sus colegas creen que este mecanismo ha de darse también en humanos, como un vestigio evolutivo que nos impulsa a consumir todas las grasas que podamos. El motivo es que estas escasean en un entorno natural y son fundamentales para el funcionamiento celular. Sin embargo, hoy en día, los productos ricos en grasas están por todas partes, y su abuso genera obesidad, diabetes y enfermedad coronaria.
El proceso químico que despierta la gula comienza en la lengua, que detecta las grasas y envía una señal al cerebro. Desde ahí, y a través del nervio vago, llega al tracto digestivo, donde se estimula la producción de cannabinoides. Estos neurotransmisores incrementan la señalización entre células de tal forma que despiertan un apetito voraz, según explican los autores del estudio. Este es el motivo, indican, por el que no es fácil comer una sola patata frita: una vez que se ha iniciado el proceso, resulta más difícil controlar nuestro instinto por acaparar grasas. "Es la primera demostración de que la señalización de endocannabinoides en el intestino desempeña un importante papel en regular la ingesta de grasa", explica Piomelli.
La buena noticia es que, en un futuro, podrían crearse fármacos que bloquearan los receptores de endocannabinoides en el aparato digestivo. De esta forma, se podría detener el mecanismo que nos hace desear más grasas sin necesidad de intervenir en el sistema nervioso, donde actuar sobre los receptores de los neurotransmisores tendría mayores efectos secundarios, incluidos algunos como la ansiedad y la depresión.
En cualquier caso, expertos consultados por ELMUNDO.es consideran que estos fármacos sólo serían útiles para algunos pacientes, aquellos cuyo apetito desmedido estuviera enraizado en la acción de los cannabinoides. Pero en otros casos, incluidos la mayoría de los llamados trastornos por atracón o la bulimia, "la sustancia no es la causa del problema, sino que se dan otras vulnerabilidades psicológicas", explica el doctor Fernando Fernández-Aranda, de la Unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital Universitario de Bellvitge y jefe de grupo del CIBERobn.
Este especialista recuerda, además, que es mejor dejarse llevar controladamente por el apetito, e ingerir con moderación alimentos grasos, que intentar restringir demasiado la dieta para después sucumbir a un atracón cuando ya no aguantamos más.



EL MUNDO, Martes 5 de julio de 2011

Imagen: El Mundo

viernes, 17 de junio de 2011

Cómo conservar los alimentos

Cristina G.Lucio / Madrid

Llega de la compra, cargado con varias bolsas de productos, y se dispone a colocar cada cosa en su lugar. ¿Cómo lo hace? ¿Guarda antes los congelados? ¿Reserva la primera bandeja del frigorífico para la carne? ¿Dónde pone las verduras?
Almacenar adecuadamente los alimentos es fundamental para prolongar su vida útil y evitar infecciones alimentarias, recuerdan los expertos. Gestionar mejor la despensa supone comer de forma más segura y tirar menos comida, subrayan. Pero, si es de los que organiza las alacenas sin orden ni concierto, no desespere: para que la salud y el bolsillo no se resientan en la cocina sólo hay que seguir una serie de pautas.
Lo primero es comprar con cabeza, asegura Alfonso Carrascosa, científico del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación CIAL-CSIC y experto en Microbiología de los alimentos. "No hay que adquirir demasiados productos y es fundamental fijarse en su fecha de caducidad o de consumo preferente. Así se evitan problemas y que muchas cosas acaben en la basura sin abrir", apunta.
Una vez en casa, es importante intentar mantener la cadena de frío de los productos congelados y meter enseguida en el frigorífico los alimentos frescos para impedir la multiplicación de los microorganismos que pueblan su superficie.
A la hora de colocar estos productos en la nevera no hay una norma fija, aunque la mayoría de los especialistas recomienda almacenar los productos más perecederos, como la carne y el pescado, en las primeras baldas del frigorífico, que, generalmente, guardan una menor temperatura.
Lo que sí debe considerarse una regla básica, recuerdan los expertos, es la separación de alimentos para evitar contaminaciones mutuas. "Por ejemplo, no deben guardarse las cebollas o las patatas junto a los tomates", comenta Carrascosa.
Por haber estado en contacto con la tierra, los primeros son portadores de unos microorganismos particulares, que se multiplican con especial facilidad si colonizan otros productos más perecederos, como la carne o los tomates. "Al guardarlos cerca lo que conseguiremos es que los tomates se echen a perder mucho antes", subraya el especialista del CSIC.
Según explica, lo mejor es que productos como las cebollas y las patatas se guarden al margen de otros vegetales y a temperatura ambiente en un lugar protegido de la luz, para preservar sus características el mayor tiempo posible.
Con los productos envasados que no necesitan refrigeración no hay que seguri una pauta específica de almacenamiento, aunque los especialistas recomiendan colocar a la vista los que van a caducar antes, precisamente para que no caigan en el olvido.
Ojo con la carne
Algunos productos frescos merecen especial consideración por sus características. Es el caso de la carne picada, un caldo de cultivo perfecto para las bacterias. "Contiene todos los nutrientes que necesitan los microorganismos para multiplicarse y tiene unos valores de ph y de actividad de agua óptimos para el desarrollo microbiano", apunta Francisco Javier Carballo, presidente del Grupo de Microbiología de los Alimentos de la Sociedad Española de Microbiología.
Además, continúa, "el proceso de picado disemina por toda la masa los microorganismos contaminantes que inicialmente sólo estaban en la superficie de la masa cárnica" por lo que, aunque se tomen todas las precauciones para su almacenamiento refrigerado, no debe guardarse durante mucho tiempo.
"Cuanto antes se consuma, mucho mejor", coincide Carrascosa, que remarca que este tipo de carne debe tomarse muy hecha para evitar riesgos.
Este especialista también recuerda que debe tenerse especial cuidado a la hora de trocear piezas de pollo o similares para su almacenamiento.
La carne de este animal puede estar contaminada con bacterias de la familia 'campylobacter', que se mueren con la cocción, pero que en el proceso de troceado pueden pasar a la tabla o a la encimera de la cocina y, si no se toman las debidas precauciones, también a la verdura que se tomará en crudo.
"Nunca debe limpiarse o trocearse un pollo y, acto seguido, sin realizar ningún tipo de limpieza y con los mismos utensilios, preparar una ensalada", asegura.
¿Qué hacer con las sobras?
Una duda habitual es cómo guardar esas raciones de más que se han preparado y nadie se ha comido. Tal y como explica Carballo, si se trata de un alimento líquido, como sopas o purés, lo ideal es llevarlo a ebullición antes de guardarlo para eliminar cualquier microorganismo que pueda contener.
En cualquier caso, siempre deben conservarse en un recipiente limpio –nunca en el mismo en que se preparó- que se pueda tapar para que la comida permanezca lo más aislada posible de posibles fuentes de contaminación.
Y, si lo que ha sobrado es parte del contenido de un envase, apunta Carrascosa, lo más recomendable es re-empaquetar esa comida. "Esto es importante, por ejemplo, con el embutido. En vez de dejarlo en el envase abierto, lo mejor es envolver las lonchas sobrantes en papel de plástico o aluminio bien apretado", comenta.
Del mismo modo, tampoco es aconsejable guardar los restos de latas ya abiertas en ese mismo envase ya que éstas se oxidan con facilidad. Lo ideal sería pasar las conservas sobrantes o la salsa de tomate a un envase de cristal o plástico hermético.
Según remarca Carballo, en el proceso de almacenaje es muy importante que los productos no se contaminen con otras bacterias que pueden estar presentes en superficies o utensilios sucios, lugares frecuentados por mascotas o envases con restos de comida.
"Se ha de ser especialmente cuidadoso con las carnes, pescados y vegetales, que no han sufrido ningún tratamiento de conservación ni saneamiento y se encuentran sin envasar", subraya este especialista, que recuerda que la manipulación de alimentos debe hacerse "con las manos limpias" y teniendo en cuenta las medidas de higiene básicas.
Para manipular los alimentos, concluye Carballo, lo fundamental es tener sentido común. Y en caso de duda, cuando el color, el olor o el aspecto de un alimento no den 'buena espina', lo más sensato es optar por no tomarlo.



EL MUNDO, VIERNES 17 de junio de 2011

Imagen: El Mundo

viernes, 27 de mayo de 2011

Cómo reconocer una dieta 'milagro'

Laura Tardon / Madrid

Blanca, redonda, enigmática, hechicera y hay quien también le atribuye otra virtud a la luna: adelgazante. Ahora que se acerca el verano proliferan las dietas que prometen una pérdida de peso exprés. La denominada 'dieta de la luna' es una de ellas. Asegura tener las claves para reducir hasta tres kilos en un solo día. Pero cuidado, antes de aventurarse, cerciórese de que no se trata de una de los tantos regímenes engañosos que circulan sin tener una base científica.
En concreto, la supuesta 'dieta de la luna' se basa en la fuerza de atracción que ejerce este satélite sobre los líquidos. Según proponen los inventores de este método, basta con no ingerir ningún alimento, excepto líquidos, durante uno o tres días enteros. Eso sí, coincidiendo con el cambio de fase lunar.
Otros regímenes se centran en las propiedades de la piña, del pomelo, del yogur... Hay un sinfín de métodos, anunciados en televisión, internet y revistas de moda, que aseguran buenos resultados en pocos días. Algunos afirman, incluso, que todo lo que se ingiera antes de las 08.00 de la mañana no engorda. No es cierto, no existe base científica al respecto. Lo que sí se sabe, advierten expertos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutricion (AESAN) en su página web, es que estas dietas "constituyen un riesgo inaceptable para la salud. Producen efectos psicológicos negativos, favorecen el efecto rebote, desencadenan incluso trastornos del comportamiento alimenticio (anorexia y bulimia) y provocan deficiencias de proteínas, vitaminas y minerales". Es lo que ocurre, por ejemplo, con una dieta fundamentada en los potitos infantiles. "Al estar preparados para los bebés no cubren las necesidades alimenticias del adulto", señala Victoria Aguilar, catedrática en Nutrición en la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).
La mayoría de las dietas 'milagro' son hiperproteicas, como la famosa de Dukan, a la que parece que muchos famosos se están apuntando. "Las proteínas tienen un efecto saciante. Se consigue perder peso, pero fundamentalmente agua, no grasa", relata la especialista. A corto plazo, añade, "pueden aumentar los niveles de colesterol y, con el tiempo, pueden producir lesiones en el hígado y en el riñón".
Reconocer el engaño
¿Cómo identificar las dietas engañosas para no poner en riesgo nuesta salud?
Según la AESAN, hay tres elementos clave para reconocerlas. Aquellas que "prometen pérdida de peso rápida: más de cinco kilos por mes; aseguran que se puede llevar sin esfuerzo y anuncian que son completamente seguras y sin riesgos para la salud". Pero hay más indicios.
Según la doctora Aguilar, hay que sospechar cuando en el plan escogido hay alimentos prohibidos. "Una dieta saludable no tiene restricciones de ningún alimento permitido por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria. Se puede comer de todo, pero en menores cantidades. El secreto está en la preparación, mejor al horno, a la parrilla y al vapor. Hay que olvidarse de las frituras". Lo ideal, agrega, es que "la dieta se componga en un 50%-60% de hidratos de carbono (cereales, tubérculos, verduras), un 30% de grasa (aceite de oliva) y un 10%-15% proteínas (huevos, leche, verdura, fruta, etc.)".
Además, si la persona siente mucha ansiedad o nerviosismo, probablemente se deba a que no ha escogido una dieta equilibrada y saludable. "Esto suele ocurrir con los regímenes muy restrictivos, como el de la piña y el pomelo", doctora. Ante la duda, para comprobar si su dieta es segura o no, la AESAN dispone de un test que facilita la respuesta. Si nota pérdida de volumen y fuerza muscular, si está cansado, irritable, tiene mareos, le cuesta conciliar el sueño, observa caída de cabello, fragilidad en las uñas, etc. es muy probable que la dieta sea incorrecta, por una excesiva restricción de calorías.
Por lo tanto, para reducir peso es importante que los interesados sepan que no pueden perderse kilos en un tiempo récord sin riesgos para la salud. Este tratamiento debe realizarse bajo control médico. Precisamente, "las dietas prescritas por personas ajenas al campo de la nutrición se caracterizan por las escasas calorías que aportan (entre 400 y 750 al día)", asevera la doctora Vázquez.



EL MUNDO, Viernes 27 de mayo de 2011

Imagen: El Mundo

¿Están caducadas las fechas de caducidad?

Cristina G. Lucio / Madrid


Tiene hambre y la despensa esta prácticamente vacía. Tan sólo queda un paquete de galletas en un estante, pero trae malas noticias impresas en su envoltorio: la fecha de consumo preferente expiró tres días atrás. ¿Qué hace? ¿Se las come? ¿Las tira por temor a una intoxicación?
Las autoridades británicas se están planteando acabar con este tipo de dudas alimentarias de un plumazo. Su intención es eliminar las distintas etiquetas que se utilizan hoy en día para indicar la vida útil de un producto y apostar por una única información que haga referencia al momento en que su consumo puede ser peligroso para la salud. La iniciativa, que de momento sólo pretende guiar a productores e intermediarios, tiene como objetivo evitar que se sigan tirando diariamente toneladas de comida en buen estado.
"Estoy consternada por la cantidad de alimentos que van a la basura cada día. Si las fechas de la etiqueta son parte del problema, entonces tendremos que hacer algo para solucionarlo", ha señalado Caroline Spelman, secretaria de Medio Ambiente de Reino Unido.
Aunque en menor medida que en el país británico, en España también existen distintas denominaciones para establecer el periodo en el que un producto puede consumirse con total seguridad. En general, se utiliza la 'fecha de caducidad' con los productos muy perecederos, como los preparados cárnicos, en los que la presencia de microorganismos puede resultar muy peligrosa tan sólo unos días después de su preparación.
En cambio, en los alimentos en los que el paso del tiempo es menos nocivo –como el caso de las galletas o los cereales– suele utilizarse la indicación 'consumir preferentemente'. "Esta etiqueta se refiere más al hecho de que, tras la fecha indicada, las propiedades nutricionales y organolépticas de ese alimento no son las mismas. Puede perder sabor, textura, color... pero no hay un peligro inminente de seguridad alimentaria siempre que se cumplan las condiciones de conservación", explica Emilio Martínez de Victoria, director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada.


Plazos
En principio, son los fabricantes quienes establecen los plazos de caducidad, siguiendo unas indicaciones generales que marca la ley.
Según un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) hace unos años, la vida máxima que generalmente se establece, por ejemplo, para un yogur –desde su elaboración y siempre que se conserve debidamente en el frigorífico– ronda los 28 días. La pasta fresca puede sobrevivir tres semanas si está adecuadamente refrigerada, mientras que, en el caso de las galletas, su viabilidad suele ser mayor a los seis meses.
Si la vida del producto es menor a tres meses, debe aparecer el día, mes y año en que dejará de ser apto. Si el periodo está comprendido entre los tres y los 18 meses, basta con indicar el mes y el año y, finalmente, si se superan los 18 meses, simplemente hay que hacer referencia al año a partir del cual su consumo no se recomienda.
Algunos productos, como las bebidas alcohólicas de más de 10 grados o el vinagre, están exentos de la obligación de indicar su fecha de caducidad ya que, en general, se considera que consumirlos mucho tiempo después de su elaboración no entraña riesgos para el organismo humano.
Para Ileana Izverniceanu, portavoz de la OCU, la coexistencia de las dos indicaciones de tiempo de utilización de los alimentos no tiene por qué suponer un problema. "Lo que hay que conseguir es que la gente aprenda a interpretarlas, que sepa que comer una magdalena pasada de fecha dos días no le provocará una intoxicación", señala.
En su opinión, sí sería necesario establecer claramente, y por normativa legal, qué productos deben utilizar la fecha de caducidad y cuáles el consumo preferente ya que, en algunos casos, esto queda a elección del fabricante. "El próximo reglamento de información al consumidor, que se está debatiendo en Europa, debería regularlo", concluye.



EL MUNDO, Viernes 27 de mayo de 2011

Imagen: El Mundo

El comercio digital, contra una norma comunitaria

JAVIER MARTÍN - Barcelona -

Las asociaciones europeas del comercio electrónico anuncian grandes perjuicios si se aprueba una normativa sobre los derechos del consumidor europeo.

El Parlamento redactó una directiva para armonizar los derechos de los consumidores europeos, principalmente cuando son internacionales y a distancia. En el preámbulo se destaca que el comercio online nacional ha aumentado mucho en los últimos años, pero no así el transfronterizo. Y se achaca a la diversidad de leyes nacionales. Esta directiva europea, que el martes negocian Consejo y Parlamento, se concentra principalmente en la devolución de las compras.
Si el consumidor exige la devolución, la nueva norma europea obliga al comerciante al reembolso antes de 14 días, además de asumir los costes de entrega, incluso aunque aún no haya recibido el artículo rechazado. Esta es la principal queja de 10 asociaciones europeas de comercio electrónico, entre ellas la española Adigital.
Si se aprueba tal cual, el sector prevé cierres de tiendas online, y una subida de precios, ya que los costes de estas exigencias se repercutirán en las transacciones. Las asociaciones critican que no se les ha escuchado y que la norma rompe el principio de proporcionalidad.

EL PAÍS, Viernes 27 de mayo de 2011

jueves, 26 de mayo de 2011

Mucho ojo a la etiqueta

ARANCHA SERRANO
Comprar en el súper es un gesto automático en muchos casos, pero cada día son más los que se detienen a leer las etiquetas, y descubren, asombrados, que sus pretendidos espárragos navarros son en realidad de China o de Perú. "Creemos que el consumidor está cada vez más preocupado por lo que come", asegura Enrique García, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), "otra cosa es que entienda la etiqueta o que esta sea rigurosa. Hay sobreinformación y eso enmascara muchas deficiencias".

El etiquetado no es un tema de reclamación o consulta habitual, admite la OCU, pero uno de los más frecuentes es el de la procedencia o naturaleza de los productos. Mejillones o espárragos suelen esconder en letra pequeña su verdadero origen, propiciando el engaño con el nombre de la marca (El hórreo, por ejemplo) o el lugar donde han sido envasados.
Otras quejas hacen referencia a la confusión entre la fecha de caducidad y la de consumo preferente. En el primer caso, si el alimento se consume con posterioridad puede suponer un riesgo para la salud. En productos no perecederos (aceite, arroz...), se usa la fecha de consumo preferente: no hay riesgo para la salud si se consumen tras la fecha, pero se pierde su calidad óptima (pueden ponerse rancios o perder color).
El matiz 'light'
Tampoco es lo mismo un producto light que uno bajo en calorías. Según la Comisión Europea, un producto light ha reducido grasas o azúcares -o ambos- un mínimo del 30% (ojo: recuerde que a veces solo reducen grasas y mantienen los azúcares, o viceversa). Para que sea bajo en calorías debe tener un aporte calórico inferior a 40 kcal por 100 g si es sólido, o 20 kcal por 100 ml si es líquido.
El helado, la nata o las patatas fritas light no pueden ser bajas en calorías si su aporte calórico es superior al indicado. Se ha comprobado que, además de ser más caros, algunos productos lights y bajos en calorías tienen más grasas, azúcares y calorías que otros que se anuncian como tales. Así, es fácil comprobar que las tradicionales galletas María son mucho menos calóricas que muchas galletas dietéticas.
En cuanto a zumos, todos los envases se parecen, pero las diferencias son notables: su porcentaje de fruta puede variar desde el 10% de los refrescos hasta el 55% de los néctares o el 100% de los zumos. Hay zumos a base de concentrado (más industriales) y exprimidos (más naturales). Y en los exprimidos, hay quien tritura toda la naranja, incluyendo la piel, y quien añade la pulpa pasteurizada.
Soja, bífidus y otras modas
Hace unos años, la denominación 'Bio' desapareció de muchos productos por una legislación europea que ponía fin al abuso del término, limitando su uso a los que provienen de la agricultura ecológica.
Ahora la soja enriquece multitud de alimentos pero ¿son reales sus anunciados beneficios? "La soja es un alimento con unas cualidades nutricionales muy buenas, el problema es cuánta soja hay que comer para que realmente se note el supuesto efecto beneficioso», explica Enrique García, de la OCU. Lo mismo puede decirse del calcio y las vitaminas añadidas, cuya asimilación por el organismo es mínima. «La cantidad de vitaminas, calcio, soja... que llevan muchos productos es tan pequeña que habría que tomar grandes cantidades para que se notaran sus efectos. Antes que tomar alimentos enriquecidos con soja, a lo mejor conviene tomar la propia soja. Desde luego al bolsillo le conviene», puntualiza el portavoz.
Por otro lado, distintas asociaciones médicas sostienen que el abuso de productos prebióticos, con fibra y fermentados con bífidus y otras bacterias altera el normal funcionamiento del aparato digestivo y recomiendan su consumo en situaciones puntuales. Silvana Iezzi, nutricionista de Vitalista opina que solo serían perjudiciales si se consumieran de forma excesiva: "Estos alimentos, llamados funcionales porque han sido creados para cumplir una función, son saludables y no hay problema por tomarlos con frecuencia. Complementan an alimentacion equilibrada, pero no se puede basar la alimentación en ellos". Y hace una advertencia: las beneficiosas bacterias de esta clase de productos sólo mantienen sus propiedades si se conservan en frío. Al sacarlos de la nevera, y pasadas una o dos hora, mueren.
Atención a los aditivos
Para la OCU, cuantos menos aditivos tenga un alimento, mejor: recomiendan evitar colorantes, estabilizantes, potenciadores del sabor (glutamato monosódico) y edulcorantes como el aspartamo (E 951). Los expertos mantienen posturas enfrentadas sobre sus posibles efectos negativos. "A día de hoy no está probado científicamente que su consumo favorezca la aparición de enfermedades -dice Silvana-, pero aún están por conocerse sus efectos a largo plazo".


Lo que no hay que perder de vista
Hay que comprobar los ingredientes para saber si el alimento lleva alérgenos o si incluye todo lo que anuncia (una paella con marisco que nadie encuentra, platos sin sal que sí la llevan...). Se recomienda evitar el aceite de palma, de coco o de otro vegetal sin especificar, así como la grasa vegetal parcialmente hidrogenada.
La información nutricional es de gran ayuda para elegir entre un producto y otro: hay que asegurarse de que las raciones estén unificadas (100 g o ml). Se recomiendan los productos con menos sodio y grasas saturadas. Es importante que se vigile este datos en productos como el pan de molde, donde la presencia de estos elementos es especialmente elevada. Muchos nutricionistas apuestan, en este sentido, por elegir una barra de pan antes que el pan de molde, y dentro de los panes de molde, los integrales y los de harina de centeno, más saludables ya que evitan la harina refinada de harina.



20 MINUTOS, Miércoles 25 de mayo de 2011

martes, 8 de febrero de 2011

Comer mal, pensar más lento

Ángel Díaz / Madrid
Una mala dieta durante los primeros años de vida, con demasiadas grasas y azúcares, podría estar vinculada, según ha mostrado un nuevo estudio estadístico, con un descenso en el rendimiento intelectual del niño cuando se encuentre en edad escolar. Por el contrario, quienes se alimentan en su más tierna infancia de abundantes vitaminas y nutrientes obtienen, como media, mejores resultados en los tests de inteligencia que realizan durante la educación Primaria, siempre según la citada investigación.
El estudio, dirigido desde la Universidad de Leeds (Reino Unido) y publicado en 'Journal of Epidemiology and Community Health', ha mostrado una leve asociación entre la mejor alimentación recibida a los tres años y la puntuación obtenida en las pruebas de destreza. Esta relación, según admiten los propios autores, ofrece una evidencia aún "modesta" sobre los efectos de la nutrición en la inteligencia.
Sin embargo, los resultados son coherentes con anteriores investigaciones, que ya sugerían un peor rendimiento escolar a causa de la mala dieta, así como con otros estudios que han mostrado -por el momento en ratas de laboratorio- que el aumento de grasas puede causar desórdenes neuronales. Los autores atribuyen este efecto a que hasta los tres años el cerebro se está formando a gran rapidez, por lo que cualquier cambio en las condiciones alimentarias amplifica sus efectos a esa edad.
El presente estudio ha utilizado datos de unos niños obtenidos durante los años 90 en el Reino Unido, y que ya habían sido usados para diversas investigaciones. Los padres rellenaron formularios con las bebidas, comidas y cantidades de cada producto que les daban a sus hijos, desde los tres años hasta los ocho y medio, que es la edad a las que se les somete a las 'pruebas de inteligencia Weschler', que tienen en cuenta tanto destrezas verbales como manuales.
Partiendo de estos datos, se distinguieron tres clases de dietas: 'procesada', alta en grasas y azúcares; 'tradicional', rica en carnes y vegetales; y 'preocupada por la salud', dominada por ensaladas, pasta y arroz. A partir de esta clasificación, se pudo comprobar una asociación entre la comida 'procesada' y bajas puntuaciones en el 'test Weschler', al mismo tiempo que la dieta 'preocupada por la salud' se relacionaba con mejores resultados en las pruebas.
Clase social y educación
Cabe destacar, sin embargo, que la estadística dejaba de ser significativa cuando se tenían en cuenta el resto de factores sociales y ambientales que pueden influir negativamente en la inteligencia, tales como la clase social, la educación de los progenitores, la edad de la madre y otros. Del mismo modo, no se pudo relacionar la dieta entre los cuatro y los siete años con la puntuación recibida a los ocho.
Con todo, los autores concluyen que "en la población de niños británicos contemporáneos, una dieta pobre, asociada con una gran ingesta de comidas procesadas, grasas y azúcar en la infancia temprana podría estar asociada con un menor cociente intelectual a la edad de 8,5 años".
"No existen evidencias al respecto", comenta sobre estos resultados el doctor Jesús Argente, catedrático de Pediatría en la Universidad Autónoma de Madrid. "Yo cogería las conclusiones con pinzas hasta que no hubiera resultados más concluyentes", añade.
En todo caso, este experto recuerda que "la mala nutrición desde la infancia no sólo genera obesidad", de manera que "parece presumible que provoque algún tipo de deterioro en la inteligencia". "Pero el tema es lo bastante serio como para no decir que está comprobado hasta que no lo esté realmente", resume.
Argente, que es también director del Laboratorio de Investigación del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús y miembro de la red Ciber de Nutrición, formó parte de un grupo internacional que publicó el pasado mes de agosto, en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), un experimento con ratas que también relacionaba la mala alimentación con un deterioro cerebral.
"Las ratas que se habían sometido desde época neonatal a dietas altas en grasa presentaban claramente una alteración neuronal", explica el pediatra.


EL MUNDO, Martes 8 de febrero de 2011
Imagen: El Mundo

lunes, 10 de enero de 2011

Uno de cada tres españoles no dispone de ahorros para eventuales emergencias

Europa Press
Madrid.- Uno de cada tres españoles (36%) no cuenta con ningún tipo de ahorro para afrontar eventuales emergencias, en tanto que sólo un 18% tiene ahorrada una cantidad suficiente como para financiar sus gastos corrientes durante un año, según un estudio elaborado por el Grupo ING sobre más de 5.000 personas de diez países distintos.
Así, en comparación con Europa, sólo los rumanos (42%) son menos previsores que los españoles, que se sitúan cerca de los belgas (34%) y bastante por debajo de los holandeses (27%). Además, el estudio revela que los estadounidenses son los ciudadanos que menos ahorran para el futuro, pues la mitad (48%) no cuenta con un fondo de emergencia, seguidos de cerca por los mexicanos (46%).
Además, menos de la mitad de los españoles (el 44%) ahorra para la jubilación, aunque el 56% está convencido de que disfrutará de un nivel de vida superior al de sus padres cuando se retire.
En este sentido, los productos preferidos por los españoles para preparar la jubilación son los seguros de vida, elegidos por el 44% y los planes de pensiones (36%).
En cuanto a las obligaciones de pago, los españoles se erigen como uno de los mejores "pagadores", pues el 80% asegura que paga sus facturas a tiempo, un porcentaje que sólo superan los japoneses (81%), mientras que los mexicanos se sitúan como los peores pagadores, con un 63% que declara hacer frente a sus facturas a tiempo.
Pero la asignatura pendiente de los españoles es la de analizar varias opciones a la hora de contratar un producto o realizar una operación, ya que sólo el 44% afirman hacerlo.
Por último, casi la totalidad de los españoles (92%) desea mejorar sus conocimientos financieros, pero el 25% no sabe por dónde empezar, el 23% prefiere aplazar esta decisión y un 19% no sabe dónde encontrar ayuda.
Así, el 69% de los españoles dice tener una noción financiera "suficiente"; un 21% asegura tener un nivel "bueno"; un 3%, un nivel "sobresaliente"; y sólo un 6% dice contar con un nivel "insuficiente".
Tomando sólo como indicadores los niveles bueno y sobresaliente, España ocuparía la sexta posición de los diez países encuestados, superado por los países asiáticos y EE.UU.
EL MUNDO, Martes 11 de enero de 2011

Los pagos y cobros de 3.000 €, a Hacienda

Las entidades de crédito deberán informar a la Agencia Tributaria de los pagos y cobros en metálico de más de 3.000 euros desde el próximo mes de marzo. El objetivo es que Hacienda pueda realizar un seguimiento "más agil y eficaz" de estos movimientos, algunos de los cuales se realizan con fines fraudulentos, según una Orden Ministerial.
Hacienda ya podía acceder a esta información previa petición expresa a las entidades bancarias, pero ahora se obliga a bancos y cajas a ofrecer estos datos de forma anual. Hasta ahora, bancos y cajas ya tenían la obligación de poner al correinte al organismo fiscal de aquellas operaciones efectuadas con cheques por importes superiores a los 3.000 euros, así como de aquéllas operaciones en efectivo que sobrepasen los 3.000 euros, así como de aquéllas operaciones en efectivo que sobrepasen los 100.000 euros, pero desde enero de 2010, cuando se aprobó un real decreto que modificaba determinadas obligaciones tributarias, están obligados a recopilar todos los movimientos en efectivo que superen los 3.000 euros.
ADN, Lunes 10 de enero de 2011

La crisis aumenta la tendencia a la obesidad

La expresión "apretarse el cinturón" podría ser la menos adecuada para definir los efectos de la actual crisis en la mayoría de la población. El aumento del consumo de alimentos baratos -habitualmente más calóricos- y los problemas de adapción psicológica o emocional a la actual situación económica contribuyen a inducir obesidad en la población.
Según el jefe del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Carlos Haya de Málaga, Federico Soriguer, la merma de recursos económicos influye negativamente en la dieta. "Una hamburguesa es más barata que dos manzanas", cita como ejemplo el invvestigador, que sostiene que el tiempo libre que la crisis genera en los parados es negativo y no se suele utilizar en hábitos saludables como el deporte. Soriguer destaca las implicaciones culturales y sociales de esta enfermedad.
En España la tasa de obesidad es del 18%, una de las más altas de Europa.
ADN, Lunes 10 de enero de 2011

lunes, 3 de enero de 2011

2011, un 5% más caro de media para las familias: sepa todo lo que sube

Y.DURÁN

Este nuevo año que empieza lo hace con una cuesta de enero más cara, con menos beneficios sociales y con una clara incertidumbre económica que aún persiste. Las familias afrontarán una subida de precios un 5% más costosa de media en los recibos de la luz, agua, gas, butano, transportes y gasolinas, y por encima de la inflación en todos los casos, que en la actualidad es del 2,3%.
El recibo de la luz es el que se lleva la palma, con una subida del 9,8%, para los hogares y pymes acogidos a tarifas reguladas (denominadas TUR), que son 17 millones en el caso de la luz y cerca de 7 en el del gas natural.El recibo de la luz lleva subiendo años, como consecuencia del deterioro en el funcionamiento de un sistema que, desde 2000, ha acumulado un déficit de 20.000 millones de euros, el equivalente a dos puntos de producto interior bruto (PIB).
Con la subida, un consumidor eléctrico medio, con cinco kilovatios de potencia contratada en una vivienda con equipamiento básico, pagará unos 4,2 euros más al mes. El Ministerio de Industria baraja otras cifras, lo que le ha permitido comparar al ministro de Industria Miguel Sebastián, la subida con el coste de "tomarse un café", una comparación cuanto menos inoportuna.
Según sus cálculos, la factura media subirá en torno a 3,2 euros mensuales para 17 millones de consumidores. Industria resta de los afectados por la subida, que son más de 21 millones de usuarios con potencias contratadas entre 3 y 10 kilovatios, los dos millones que tienen potencias inferiores a tres kilovatios y los 2,8 millones que teóricamente podrían solicitar el llamado bono social eléctrico: familias con todos sus miembros en paro, familias numerosas y perceptores de pensiones mínimas. Para ellos, la luz no subirá en 2011. El cálculo es discutible porque muchos de los usuarios con potencias mínimas también formarían parte del colectivo con derecho a solicitar el bono.
El gas natural se encarecerá un 3,9 %, lo que para un usuario medio que use el gas para el agua caliente y la calefacción y disponga de tarifa eléctrica sin discriminación horaria supondrá un sobrecoste de 4,86 euros al mes o 58,32 euros al año, importe que la organización de usuarios Facua estima en más de 81 euros sólo para la electricidad.
En cuanto a la bombona de butano, que aún utilizan 8 millones de viviendas, pasará a costar 13,19 euros, el 3,13 % más que al cierre de 2010 y 2,5 euros más que a finales de 2009.
Transportes
Los conductores se enfrentarán a un litro de gasolina de 95 octanos con subida de unos 1,24 euros de media, rozando su máximo histórico y un 13 % más caro que a comienzos de 2010, y con el litro de diesel a 1,16 euros, el 18 % más. Así,llenar el depósito de un coche con capacidad para 55 litros de gasolina cuesta unos 68 euros y el "lleno" de gasóleo de automoción casi 64 euros, 8 y 6 euros más, respectivamente.
En las autopistas dependientes de Fomento, los peajes subirán en entre el 1,16 y el 1,64 %, excepto en las autopistas Villalba-Adanero (AP-6), cuya tarifa sube el 3,13 %, y en la R-3 (Madrid-Arganda del Rey) y R-5 (Madrid-Navalcarnero), donde las tarifas punta se encarecen un 3,43 %.
Los ciudadanos que opten por viajar en tren pagarán el 2,3 % más por los billetes de AVE y larga distancia, el 3,1 % más por los de cercanías y media distancia convencional, y el 4,8 % más por los de media distancia en alta velocidad.En el caso del avión, las tasas aeroportuarias subirán en el conjunto de los 47 aeropuertos españoles una media del 3,9 %, a pesar de que bajan en 33 aeródromos.
Las grandes ciudades, más caras
En cuanto a las grandes ciudades, en Madrid subirán las tarifas del agua un 2,3 %, en tanto que la Comunidad ha decidido congelar las tarifas de los billetes sencillos y de los abonos de transporte para la tercera edad y los discapacitados e incrementar el resto en la cuantía del IPC, con una subida del 3,3% para los de diez viajes.
En Barcelona, la tarjeta de transporte público T-10 y el billete sencillo de autobús y metro subirán un 3,75 %; mientras que los valencianos no sufrirán aumentos en las tarifas del metro, y los bilbaínos tampoco pagarán más por el autobús urbano o la recogida de basuras, aunque sí lo harán por el metro (que subirá un 3 %).
Enviar una carta también costará más, concretamente entre un 3 y un 11 %, en el caso de los envíos nacionales, y entre un 1,6 y un 2,6 %, en el de los internacionales.
Más impuestos, menos desgravaciones e hipotecas más caras
En el terreno fiscal, 2011 traerá una subida del IRPF para las rentas más altas, con dos nuevos tramos que elevarán este impuesto a 100.000 usuarios (el 0,5 % de los 19,5 millones de los contribuyentes que presentaron la renta de 2009) con rentas superiores a los 120.000 euros al año.
Por contra, las mujeres que tengan un hijo a partir del 1 de enero no cobrarán los 2.500 euros del cheque bebé (que en 2009 recibieron 450.000 familias), y las personas que se compren una casa y ganen más de 24.170,2 euros tampoco podrán acceder a la desgravación por vivienda, una ventaja histórica para los compradores de casas que desaparece.
Además, a la hora de contratar una hipoteca, tendrán que hacer frente a la subida del euríbor, que comenzará el año por encima del 1,52 %, lo que frente a diciembre de 2009 supone un encarecimiento de las cuotas mensuales de 20 euros al mes (240 euros al año).
Para los más desfavorecidos la cuesta tampoco pinta mejor; las pensiones mínimas se incrementarán un 1 %, una circunstancia que beneficiará a 3 millones de personas, aunque la subida es menor que el incremento de los precios, mientras que las pensiones contributivas y los sueldos de los funcionarios (son 2,6 millones) se congelarán, aunque ya venían de un recorte del 5% en 2010. Además, el 15 de febrero desaparecerá la ayuda de los 426 euros a desempleados sin ningún tipo de prestación, con casi cinco millones de desempleados en el país.
Por último, la única buena noticia es que sube es el salario mínimo (SMI) un 1,3%, tres décimas más de lo que el Ministerio de Trabajo había avanzado. Con este aumento el SMI queda en 641,4 euros mensuales, aunque lejos de la subida del 85 que pedían los sindicatos. A falta de poco más de un año para acabar la legislatura, se antoja imposible que el Gobierno pueda cumplir la promesa electoral de llegar a 800 euros en 2012.
Pese a ello, el Banco de España considera que el gasto familiar ha vuelto en los tres últimos meses del año a una "senda de suave recuperación", tras las oscilaciones de los trimestres precedentes. De acuerdo con los escasos indicadores de que aún dispone, el Banco de España asegura en su último Boletín Económico, publicado el pasado jueves, que el consumo privado muestra una evolución "algo menos desfavorable" en el último trimestre.
Y mientras la institución monetaria augura una mejora del consumo de los hogares en la recta final del ejercicio, el Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer la tasa de ahorro de las familias del tercer trimestre. Este indicador disminuyó 5,1 puntos de julio a septiembre, respecto al mismo periodo del año anterior y se situó en el 7,5% de su renta disponible.

DIARIO CRÍTICO, Lunes 3 de enero de 2011

Subida en los recibos del Gas Natural y de la Luz

Subida importante en el recibo de la luz para los españoles. Es la subida mayor de los últimos 28 años. La Luz registrará un aumento del 9,8 % desde enero de 2010. Esto significa que esta subida implicará un aumento en una "familia media" de 3,2 - 4 € más al mes. Una subida que afectará a unos 17 millones de hogares españoles.
Esta subida del recibo de la luz no afectará a los consumidores acogidos al bono social, tres millones de hogares, aunque tienen derecho a él unos cinco millones de hogares. El Bono Social es una medida por la que se congelan los precios de la TUR (Tarifa de último Recurso) a consumidores más vulnerables como familias numerosas, familias con todos los miembros en paro y las de pensiones mínimas.
Otra subida para este nuevo año corresponde al Gas natural, que suben una media del 3,9%. La TUR 1 aumentará el 4,14%, la TUR 2 subirá el 3,87%. En gas natural existen la TUR 1, consumos de menos de 5.000 KWh al año, equivalente a hogares sin calefacción y la TUR 2, para consumos entre 5.000 y 50.000 KWh anuales, equivalente hogares con calefacción de gas.
NOTICIAS DE EMPRESA, Lunes 3 de enero de 2011