lunes, 21 de abril de 2008

Suplementos vitamínicos bajo sospecha

POR N. RAMÍREZ DE CASTRO. MADRID.
La vida nos «oxida» con radicales libres que dañan los genes y las células, favorecen el envejecimiento y algunas enfermedades que asustan tanto, como los trastornos cardiovasculares, el cáncer o el alzhéimer. La receta contra esa oxidación está en nuestro propio organismo. El cuerpo produce sus propios antioxidantes y el ejercicio físico también le ayuda en su fabricación. Pero buena parte de esa magia antioxidante llega con vitaminas (A, C y E) y minerales (selenio, zinc..) que pueden obtenerse con una dieta sana y equilibrada en la que no pueden faltar los vegetales.
Si las frutas y verduras son tan saludables ¿por qué no tomar una pastilla con todo su poder antioxidante? Con ese mensaje, millones de personas en el mundo (más del 10% de la población de Europa y Estados Unidos) recurren cada día a los suplementos vitamínicos con la esperanza de alejar la enfermedad. Algunas investigaciones ya habían advertido de su inutilidad, de la poca eficacia de las píldoras antioxidantes en la prevención de enfermedades crónicas. En Estados Unidos una comisión federal de expertos concluyó hace dos años que no existían evidencias científicas suficientes para recomendar su consumo, salvo en excepciones y siempre por consejo médico.

De inocuas a peligrosas
Del escepticismo se ha pasado ahora al temor de que algunos puedan ser dañinos. Una revisión de 67 estudios científicos afirma que, lejos de mejorar la salud, estas pastillas con antioxidantes como la vitamina A y E pueden acortar la vida. Los autores de esta revisión son científicos de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y han publicado sus hallazgos con el aval de la Biblioteca Cochrane. Esta institución proporciona las revisiones más detalladas con los estudios científicos de mayor calidad. «Sin sesgos y sin excluir estudios no publicados en inglés. Esto nos permite llegar a conclusiones a las que nunca se llegaría con estudios individuales», explica Jordi Pardo, administrador del Centro Cochrane Iberoamericano.
La Universidad danesa seleccionó los trabajos donde se estudiaban las propiedades de las vitaminas A, C y E, el beta caroteno y el selenio en 230.000 personas sanas. Primero se intentó encontrar sus efectos positivos. No se halló evidencia científica que demostrase que alguno de estos suplementos pudiera alargar la vida. Es más, descubrieron que determinados antioxidantes en pastillas elevaban la mortalidad.
Al estudiarlos por separado, la vitamina A se relacionó con un aumento de un 16% del riesgo de morir de forma prematura. Esta cifra se situó en un 7% y un 4%, respectivamente, en el caso del beta caroteno y la vitamina E. En el resto de suplementos estudiados no hubo resultados tan concluyentes. No se encontraron efectos perniciosos en la supervivencia de los productos con vitamina C. En el caso del selenio, relacionado con la prevención de ciertos tumores, se comprobó que podría reducir la mortalidad. Aunque este efecto positivo sólo se halló en los estudios con más probabilidad de contener errores.

La paradoja de las vitaminas
Si hay algo que deja claro el equipo de la Universidad de Copenhague es que ninguno de los efectos perniciosos detectados se debe trasladar a los antioxidantes naturales que proporcionan frutas, verduras y cereales, sino todo lo contraria. Una dieta rica en elementos vegetales puede alargar la vida y reducir las posibilidades de enfermar. La Sociedad Americana de Oncología asegura que aumentar el consumo de frutas y verduras de 250 gamos (algo así como una pieza y media) a 500 gramos (tres piezas ) disminuye la incidencia de cáncer, reduce el riesgo de padecer enfermedades crónicas y aumenta la esperanza de vida en dos o tres años.
¿Por qué la misma vitamina A es beneficiosa si la obtenemos de las zanahorias o los huevos, y dañina cuando llega en un medicamento? «Es la paradoja de los suplementos vitamínicos. El consumo de cócteles farmacológicos con funciones antioxidantes a veces produce el efecto contrario. Actúan como pro oxidativos y consiguen una reducción en la esperanza de vida», explica Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC). A este experto las conclusiones del informe no le sorprenden porque otros trabajos habían apuntado en esta misma idea. «No existen evidencias científicas suficientes para recomendar suplementos vitamínicos para prevenir enfermedades crónicas».
Su consejo es claro: tomar una dieta rica en frutas y verduras porque sólo los alimentos naturales contienen la proporción de nutrientes necesaria. Quizá sea más cómodo tomarse un fármaco efervescente con vitamina C que lavar, partir y exprimir una naranja para tomarse un zumo. «Probablemente, lo que no se sabe es que el medicamento contiene sólo ácido ascórbico (vitamina C) y la naranja casi 300 componentes más que arropan a la vitamina C para facilitar su absorción y eliminación. La naturaleza lo tiene todo inventado para conseguir los mejores efectos con los menores problemas». La toma de suplementos vitamínicos está justificada cuando existe una carencia y en ciertas épocas: como la gestación o la menopausia. Y siempre con control médico.

ABC, Sábado 19_4_2008

No hay comentarios: