"Póngame un kilo de naranjas, una sandía, cuatro pimientos, tres yucas y media docena de lichis”. Frases como ésta, en la que se incluyen alimentos hasta ahora casi desconocidos aquí, son cada vez más comunes en los mercados madrileños gracias a la llegada de los inmigrantes y su gastronomía.
Yuca, mango, papaya, aguacate, coco, batata, lichis, cuscús... entran de lleno en la cocina pero... ¿cómo afectará el cambio de dieta a la salud? “De maravilla”, dice Laura Bermejo, doctora del departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de Alimentos en la facultad de Farmacia del CEU. “Los alimentos que la inmigración ha traído a nuestra gastronomía son sanos, porque se trata de verduras, cereales y frutas. Son cosas que realmente nos faltan en nuestra dieta: vitaminas, minerales e hidratos”, afirma.
Recuerda que la mayoría son productos llegados de América Latina (mangos, papayas, aguacates...), aunque también los hay asiáticos, “como el lichi, la soja y el curry”, y norteafricanos, “por ejemplo el cuscús”.
‘Metro’ ha comprobado este cambio de hábitos alimenticios en varios establecimientos. Francisco, que se autodefine como “frutero de toda la vida”, explica el nuevo fenómeno: “Ahora traemos muchas frutas tropicales, porque hay más demanda".
"La yuca, poco a poco, come terreno a la patata. Incluso la piden las personas mayores. Las frutas se venden todas muy bien. Claro que es normal, porque están riquísimas. El mango ya llevaba muchos años siendo consumido, pero ahora se come papaya, guayaba... son muy apreciadas”. “También me he dado cuenta de que el coco se consume muchísimo, el coco entero, no el rallado, que era tradicional para los postres”, insiste.
“A mí me gusta mucho el plátano macho. Desde que lo descubrí en Cuba, lo frío una vez por semana, pero a mí me gusta con azúcar y a mi marido, con sal”, confiesa María, una clienta. Mónica, que está a la cola, también opina: “Ahora consumo brotes de soja, y cuscús. También me encanta la leche de soja, está buenísima”.
DIARIO METRO, Lunes 21 de abril de 2008
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