martes, 23 de diciembre de 2008

El alcohol perjudica más al anciano

JANE BRODY (NYT)
¿El alcohol es un tónico o un veneno? La pregunta es especialmente crítica para las personas mayores, pues con la edad disminuye la tolerancia al alcohol, aparecen más enfermedades y las dosis moderadas que antes no eran un problema empiezan a serlo. En resumen: conforme se ganan años, conviene reducir la dosis de alcohol.
Aun así, los expertos afirman que los médicos rara vez preguntan a los pacientes mayores cuánto beben y con qué frecuencia. El desconocimiento de las respuestas a estas preguntas puede provocar un diagnóstico erróneo, complicaciones médicas y accidentes que pongan en peligro la vida.
En un análisis exhaustivo de la edición de octubre de The Journal of the American Dietetic Association, Maria Pontes Ferreira y M. K. Suzy Weems detallaban los beneficios y los riesgos para la salud que tiene el consumo de alcohol en adultos de edad avanzada. "El consumo moderado de alcohol puede estimular el apetito y la nutrición, y reducir el riesgo de algunas enfermedades graves, incluidas las enfermedades cardiovasculares y la diabetes", dice Ferreira, becaria posdoctoral de la Universidad de las Naciones Indias de Haskell, en Lawrence, Kansas. "Pero mucha gente de más de 50 años se enfrenta a enfermedades asociadas a la edad y a un consumo de medicamentos que puede dar lugar a posibles complicaciones y efectos recíprocos entre fármacos. Y las personas mayores que abusan del alcohol ingieren una cantidad desmesurada de calorías que pueden reemplazar a nutrientes importantes".
Además, Frederick C. Blow, catedrático de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan y experto en alcohol y edad, señalaba en una entrevista que "incluso consumido en poca cantidad, el alcohol puede resultar problemático para las personas mayores".
"Debido a una sensibilidad cada vez mayor y a una tolerancia cada vez menor a medida que se envejece, una cantidad más pequeña de alcohol puede tener un efecto mayor", afirma. "La gente mayor tiene problemas con dosis de alcohol que no serían un problema para una persona más joven".
Madeline A. Naegle, catedrática de la Escuela de Enfermería de Nueva York, teme que la publicidad sobre los beneficios del alcohol haya inclinado la balanza, haciendo que alguna gente piense que "si una copa es buena, dos o tres deben de ser mejores". Pero "las recomendaciones sobre la bebida deben matizarse en función del estado de salud de una persona".
El consumo no moderado de alcohol (más de tres copas al día) puede ser peligroso para las personas de cualquier edad, pero lo es especialmente para los ancianos, que llegan a tener niveles más altos de alcohol en sangre con más rapidez y los mantienen durante más tiempo que las personas más jóvenes. Aun así, dice Blow, "no es correcto asociar el alcohol y las personas mayores que tienen problemas".
Los posibles peligros incluyen un mayor riesgo de caídas y accidentes de coche, una disminución de la memoria a corto plazo, un empeoramiento de problemas de salud ya existentes e interacciones con medicamentos que pueden reducir la eficacia de algunos fármacos y aumentar los efectos tóxicos de otros.
Ferreira describe el abuso del alcohol y el alcoholismo en los adultos de edad avanzada como "una epidemia silenciosa". Naegle ha escrito que "muchas personas mayores mantienen comportamientos respecto a la bebida adquiridos en épocas anteriores de sus vidas, y puede que no se den cuenta de que seguir bebiendo la misma cantidad de alcohol que bebían cuando eran más jóvenes puede hacerles correr el riesgo de sufrir problemas cardiacos".
Recomienda la dieta y el ejercicio como formas de reducir los riesgos cardiacos; probar métodos de relajación como la meditación, el yoga y el ejercicio; y, para quienes beben, reducir el alcohol que consumen mezclándolo con agua, demorándose una hora para terminar una copa y alternando el alcohol con bebidas no alcohólicas.

Copas, leyendas y mentiras
La mayoría de las pruebas sobre los beneficios del consumo moderado de alcohol (una bebida diaria en mujeres y dos en los hombres) proceden de estudios epidemiológicos o de población, que pueden desvelar asociaciones pero no pueden demostrar una relación causal. Estas son las principales pruebas de los pocos ensayos clínicos realizados:
- Enfermedad cardiaca. Más de 100 estudios en 25 países indican que los bebedores moderados de más de 50 años tienen menos riesgo de sufrir infartos y morir prematuramente que los abstemios y los muy bebedores.
- Diabetes. Un ensayo clínico con mujeres mayores no diabéticas demostró que la sensibilidad a la insulina aumenta en las que toman dos copas al día. En hombres diabéticos, beber hasta dos copas al día parece reducir el riesgo cardiaco.
- Demencia. El consumo elevado puede aumentar el riesgo de demencia, pero beber de una a tres copas al día se asocia con un menor riesgo de alzhéimer y demencia vascular. Beber vino parece aportar el primero de los beneficios, pero beber cerveza parece aumentar el riesgo de demencia.
- Osteoporosis. Varios estudios parecen indicar que las mujeres mayores que beben moderadamente tienden a tener una mejor densidad ósea. Pero el consumo excesivo crónico puede afectar a la calidad ósea y aumentar el riesgo de osteoporosis. Además, los daños que sufre el esqueleto como consecuencia del exceso de alcohol son irreversibles.
- Efectos psicosociales. Los estudios realizados con jubilados han mostrado que el consumo moderado de alcohol mejora la interacción social y la calidad de vida en cuanto a la salud y la supervivencia.
- Beneficios nutricionales. Una bebida alcohólica con las comidas puede estimular el apetito y el consumo de calorías y nutrientes necesario para muchas personas ancianas.
EL PAÍS, Martes 23 de diciembre de 2008
Imagen: El País

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