jueves, 4 de diciembre de 2008

De los Reyes Magos al amigo invisible (y rácano)

A. TRILLAS / A. MARS
Judith Sánchez y Carlos, su pareja, temen por su empleo en Nissan. Desde luego, estas Navidades intercambiarán regalos "simbólicos". En Yamaha España se ha suprimido de un plumazo la fiesta anual para directivos, como "señal de austeridad". La espaldilla de ternera le come el terreno al entrecot en el mercado mayorista de Madrid. El coste medio de los lotes navideños cae. Los restaurantes tienen menos reservas de cenas de empresa que el año pasado. Y el Ayuntamiento de Alberto Ruiz Gallardón ha enterrado este año "los obsequios institucionales". Los comerciantes, asustados, proponen engalanar sus tiendas como nunca, en busca de un cebo para el consumidor.

Son las Navidades de la crisis. "Algunas familias están realmente afectadas por el contexto económico. Pero a muchas otras, lo que de verdad les afecta es la crisis psicológica. Han pasado de la euforia a la depresión y no quieren gastar tanto, aunque conserven el empleo", señala Javier Garcés, presidente de la Asociación de Estudios Psicológicos y Sociales y experto en consumo. Garcés cree que el consumo debía pinchar: "Hemos vivido años de mucho derroche, en que todo se pagaba a crédito, cosas realmente innecesarias. Esas cenas fuera, esa ropa que se compra para Nochevieja...".
Las encuestas sobre la factura global de los gastos navideños arrojan resultados dispares, pero coinciden en que este año van a recortarse. La Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU), por ejemplo, difundió ayer un sondeo según el cual una mayoría de familias no tirará la casa por la ventana en las próximas semanas. El tope para la mayoría son 500 euros, cifra que incluye desde regalos hasta viajes, pasando por cenas, salidas, lotería o juguetes. La Federación de Usuarios y Consumidores Independientes (FUCI) eleva el gasto medio por persona a 814 euros, tras sondear a 5.000 ciudadanos. Es un 6% menos que el año pasado. Y, en una línea similar, el último Estudio de Consumo Navideño de la consultora Deloitte arroja que las familias españolas se gastarán, de media, 910 euros. Es un 4,3% menos.
Aunque esta media pueda parecerle desorbitada, la pareja mencionada de Nissan contribuirá a que el presupuesto baje. Judith y Carlos, que tienen una niña de tan sólo cuatro meses, han pasado página a los tiempos en que se vaciaban los bolsillos con regalos para padres, tíos, abuelos... Hoy triunfa el amigo invisible, el regalo único. "A 50 euros", explica ella, que lleva un año con un contrato fijo en Nissan y teme por su empleo: "Ahora compro la comida de Navidad y la congelo y para los sobrinos busco regalos por Internet, son más baratos".
La comparativa de los últimos tres años que realiza el estudio de Deloitte apunta que los españoles están dispuestos a pasar la tijera a la hora de pensar en sus regalos, pero no tanto a las comilonas. La alimentación se lleva ella sola un 40,3% del total del gasto. Y eso que 6 de cada 10 encuestados cree que va a reducir su presupuesto navideño "como consecuencia del incremento del precio de los alimentos". La ecuación de precios elevados de los alimentos, crisis profunda y resistencia a renunciar a las comidas por fiestas lleva a más compras en el mercado y al consumo en casa. Eso vacía los restaurantes. Y el gremio lo sufre.
"¿Quieres precios especiales? Nosotros te los podemos dar. Entra y te haremos un menú de acuerdo con tu presupuesto", reza un cartel, enganchado junto al menú, en el céntrico restaurante de Barcelona La Principal. "La mayoría de las comidas y cenas de Navidad implican gastarse de 45 a 55 euros por persona, pero ante el riesgo de que se cancelen cenas, los empresarios están ajustando los menús. Los hay de 35 euros o reducen su margen, porque mantienen los precios cuando la materia prima sí les sube a ellos, para incentivar que la gente cene fuera", explica la Asociación Empresarial de Hostelería de la Comunidad de Madrid, La Viña. Esta asociación subraya que simplemente se vuelve a los niveles de consumo de 2005. "En 2006 y 2007 hubo una subida acumulada del 16%. Tampoco era normal", afirma su portavoz.
"No baja tanto el número de clientes como la facturación. Se buscan menús más económicos", corrobora José Luis Guerra, adjunto a la presidencia de la Federación Española de Hostelería, que estima una caída global de la facturación por fiestas del 5%. "Parece poco, pero globalmente un punto porcentual menos en el sector son 1.000 millones de euros", exclama.
A esa tendencia se han apuntado empresas de todo tipo. Financieras, industriales y, sobre todo, constructoras e inmobiliarias. "La fiesta para toda la organización, cena incluida, se ha suspendido", explica, por ejemplo Renta Corporación. Como tantas otras, de Abertis a Yamaha, la felicitación en papel ha pasado a mejor vida, y no sólo por cuestión de modernidad. Es una pequeña contribución al ahorro.
"Hemos suprimido la tradicional cena de Navidad de todo el equipo directivo, parejas incluidas. Sumábamos unas 40 personas. Es evidente que evitar ese gasto no me salvará la cuenta de resultados, pero ya se sabe que hay que recortar un poco de aquí y de allá. Y se lanza un mensaje interno de austeridad", reflexiona Jorge Lasheras, presidente de Yamaha Motor España. En el país, el mes pasado se vendieron un 45% menos de motocicletas que el año anterior.
"Por estas fechas debería estarse moviendo una ola de reservas de cenas y no estamos en ese punto. Según el restaurante, el recorte puede ser muy significativo, hasta del 40%", se lamenta Gaietà Farràs, presidente del Gremio de Restauración de Barcelona, quien anima a las empresas a no renunciar a la cena, aunque sea a menor coste. "Es una de las pocas ocasiones en que directivos y empleados se encuentran fuera del trabajo. Es un pequeño gesto hacia el activo más importante, la gente", barre para casa Farràs. Un estudio interno de la firma de recursos humanos Alta Gestión entre 1.100 trabajadores asegura dos cosas: la primera, que 7 de cada 10 empleados valoran la cena de Navidad de la empresa, y que son pocos los que se escaquean; y, segundo, que los mismos empleados preferirían, antes que la tradicional cesta, dinero o tarjetas regalo.
En el lenguaje particular de las consultoras de recursos humanos, los obsequios, cenas y comidas de Navidad forman parte de la denominada "cultura del afecto". "Es necesaria para motivar a la gente, es necesaria para que las empresas sean competitivas", comenta Francisco Romero, de la consultora Affirma, según la cual las compañías españolas gastan al año 1.000 millones en estas partidas. Pero este año el recorte será "superior al 20%".
"Esta campaña está siendo muy lenta. Los pedidos van con retraso. Por estas fechas, debería haber un 20% más. Habíamos previsto en septiembre una caída de las ventas del 3% y nos quedamos muy cortos", musita Miquel Mustera, responsable de los lotes de Navidad del grupo Disbesa, que vende 170.000 cestas al año. Los hay de 7,30 euros y los hay de 600. Pero la media aproximada ronda los 40 euros. "Creemos que bajará a 30", añade. Son sobre todo las pequeñas y medianas empresas (Pymes) las que más están retrasando sus pedidos. Un subidón en la recta final de la temporada es la esperanza de los principales operadores que elaboran y distribuyen estos productos, como Disber o Makro.
"Empresas que en septiembre solían tener ya decidido qué compraban tomarán la decisión en el último minuto. Es una campaña lenta y los comerciales piden que se les presenten regalos de la misma apariencia y calidad pero de menor coste", confiesa Raquel Aguilera, responsable de Mercadotecnia del grupo Llobet, cuyos catálogos de regalos de empresa recogen bajadas de precio de cerca del 15%. "No vale lo mismo un turrón del 70% de almendra que del 10%. Puede costar cuatro veces más. Hay quien puede pedir productos de menor gramaje, pero en las empresas de segmento alto y de calidad, pues se cambian unas manos de Lorenzo Quinn por una figurilla de Swarovski", ilustra.
Las grandes superficies creen que aguantarán bien el chaparrón, por la concentración de compras en Navidad. "La gran distribución puede ser motor del consumo inteligente, por los precios, servicios y facilidades", comentan fuentes de la patronal del sector de grandes superficies (Anged), que en fiestas saca pecho con sus horarios difíciles de replicar por el pequeño comercio. Las promociones pre-rebajas de la recta final de noviembre en grupos como Leroy Merlín, Carrefour, Alcampo o Hipercor, con bonificaciones varias en compra de juguetes o dulces han sido llamativas.
"Deberían ser unas excelentes navidades para los consumidores por los bajos precios. Queremos que el ciudadano se quite de encima los efectos psicológicos de la crisis. Hay precios un 20% o hasta un 30% más bajos, la oferta es variada", enfatiza Miguel Ángel Fraile, secretario general de la Confederación Española del Comercio. Para el pequeño comercio, si las fiestas acaban con las mismas ventas que el año pasado o incluso con una caída del 5%, "ya sería un éxito, aguantaríamos el tipo". Pero si la cosa va más allá, "sería un desastre", sentencia Fraile.
Las administraciones también ponen su granito de arena. El Ayuntamiento de Madrid, además de olvidarse de los obsequios institucionales, ha programado un presupuesto para fiestas en la calle de 2,5 millones. Es un 50% menos que el año pasado, según un portavoz. El Ayuntamiento de Barcelona, por su parte, ha cambiado comida de pie por una simple copa. Y seguirá con sus obsequios de "contenido social". Por cierto, junto a comerciantes y con la ayuda de Fecsa-Endesa como patrocinador, el consistorio ha apostado por poner más luces a la ciudad. "Hay que sacar pecho", afirman. La iluminación y los adornos pueden incitar al consumo, dicen los expertos.
Y es que los tiempos de crisis agudizan el ingenio. Si no, que se lo cuenten a Oriol Janer, treintañero que hace cuatro años montó una empresa con dos amigos. En un mes, ha vendido 500 camisetas a 4,99 euros la pieza. Son de distintos colores, pero en todas ellas se lee esta inscripción (en catalán): "Camiseta anticrisis". "Se ha convertido en el perfecto regalo de amigo invisible", se regocija el diseñador.
EL PAÍS, Viernes 5 de diciembre de 2008
Imagen: El País

No hay comentarios: