Aún queda un mes para que lleguen las rebajas estivales, pero algunas grandes cadenas de ropa han decidido empezar ya, en plena temporada, con los descuentos. De esta manera pretenden impulsar las ventas en un año marcado por la crisis económica, que se está cebando especialmente en los comercios de la región.
Estas promociones tempranas, con ofertas entre el 20% y el 40% en prendas de primavera-verano, también se hacen para ir dando salida a bañadores, pareos y bermudas, cuyas ventas se están retrasando por las lluvias y el frío de esta primavera.
Aunque técnicamente no se trata de rebajas -en Madrid, el periodo legal para hacerlas no arranca hasta el 21 de junio-, tiendas como Adolfo Domínguez, H&M o Decathlon, entre otras, están haciendo ya, más pronto que nunca, agresivas campañas y promociones para hacer frente «al descenso del consumo, que ha caído entre un 20% y un 30% en un año», según Hilario Alfaro, presidente de la Confederación de Comercio Especializado de Madrid (Cocem).
Estas promociones tempranas, con ofertas entre el 20% y el 40% en prendas de primavera-verano, también se hacen para ir dando salida a bañadores, pareos y bermudas, cuyas ventas se están retrasando por las lluvias y el frío de esta primavera.
Aunque técnicamente no se trata de rebajas -en Madrid, el periodo legal para hacerlas no arranca hasta el 21 de junio-, tiendas como Adolfo Domínguez, H&M o Decathlon, entre otras, están haciendo ya, más pronto que nunca, agresivas campañas y promociones para hacer frente «al descenso del consumo, que ha caído entre un 20% y un 30% en un año», según Hilario Alfaro, presidente de la Confederación de Comercio Especializado de Madrid (Cocem).
Sube la hipoteca, se compra menos
La subida de la gasolina y de las hipotecas asfixia tanto al consumidor que, «aunque la gente no deja de comprar, se gasta menos dinero en ropa o compra menos prendas que antes», aclara Borja Oria, presidente de la Asociación del Comercio Textil.
Además de la crisis real, la Cámara de Comercio de Madrid , en boca de su presidente, Salvador Santos Campano, señala que la desaceleración económica también es psicológica, porque «la gente que ahora tiene dinero tampoco lo gasta por miedo a lo que pueda pasar en el futuro».
La crisis hace que los compradores «adquieran sólo productos fundamentales: aguantan con lo que tienen y se quitan de caprichos, como la ropa», indican desde Cocem. «La gente no tiene dinero y, como no pueden ahorrar en comida y pañales, recorta de cosas superfluas», apostilla Antonio López, de la organización de consumidores CECU.
20MINUTOS, Miércoles 21 de mayo de 2008
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