domingo, 25 de mayo de 2008

Casi 1,3 millones de mentiras

ALBERT MARTÍN VIDAL - BARCELONA -
Casi 1,3 millones de casos y algo más de 670 millones de euros. Esos son los números secretos del sector de los seguros en España. Corresponden al fraude detectado el pasado año, y son cifras que las compañías ocultan con el mismo celo con que crean departamentos de verificación técnica especializados en detectar las estafas.
En el sector, que tiene más de 360 empresas y que movió el pasado año casi 55.000 millones de euros, están preocupados. Veintidós de las principales aseguradoras de España están agrupadas bajo las siglas ICEA (Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones), y uno de los objetivos principales de la organización es frenar un fenómeno que va a más: el de los intentos de fraude.
Los números que maneja ICEA, extrapolando datos de sus compañías al total del sector, son significativos. En 2007, los intentos de engaño detectados crecieron un 3,8% respecto a 2006, alcanzando la cantidad de 1.290.000 casos descubiertos. Eso habría supuesto el pasado año un total de 670 millones de euros, cantidad equivalente a la facturación anual de la vigésima aseguradora de España. Y supone que el 3% de todos los casos que se tramitan ocultan una mentira.
La lucha de ICEA contra el fraude es una iniciativa pionera a nivel europeo, a pesar de que en todos los países se detectan casos. "El fraude es una práctica tan antigua como el mismo seguro y se da en todo el mundo", explica José María Olazábal, director de Programas y Formación de ICEA y uno de los mayores expertos de España en la materia. "Lo que ocurre es que en este país, por su carácter latino, la gente no tiene conciencia de que esto sea un delito, piensan que es simple picaresca". Parte de la actividad de esta asociación consiste en concienciar a la sociedad de que los principales perjudicados por los fraudes a las aseguradoras son los propios clientes, porque sus primas suben.
El sector del automóvil es la estrella indiscutible en lo que a intentos de engaño se refiere. "Son los seguros más habituales, y los que intentan el fraude tienden a pensar que simplemente se cobran lo que llevan años pagando cuota a cuota", explica Olazábal. Los fraudes se producen tanto en el momento de la contratación (cuando se firma un seguro para evitar una circunstancia que ya se ha producido) como en el del siniestro, magnificando sus consecuencias o disimulando la forma en que éste se ha producido.
Los primeros tienen una cierta componente de sofisticación, y según Olazábal, son aquéllos que se producen habitualmente en países "no latinos". En este apartado se engloban los seguros de vida que contratan personas con una enfermedad terminal, o casos más intrincados, como la compra de un coche de igual modelo y color al propio en un desguace para después denunciar que ese vehículo ha sufrido graves daños.
Los fraudes que se detectan relacionados con el siniestro son los más habituales y simples. "Va con nuestra mentalidad. La gente lo hace por si cuela, algo que en Alemania no se les pasaría por la cabeza", manifiesta Olazábal. Asimismo, la exageración en los daños tras un accidente es muy habitual. "El latigazo cervical suele curarse en 15 días, pero hay gente que lo convierte en un daño permanente aprovechando lesiones preexistentes", añade este experto.

Tetrapléjicos que bailan
Para frenar estos casos, las compañías cuentan con un departamento propio de verificación técnica, expertos en detectar mentiras, y también con profesionales externos como peritos o forenses y hasta investigadores privados. "Las lesiones, enfermedades y bajas laborales sospechosas son una de las actividades que dan más trabajo a los investigadores", explica Elisenda Villena, una detective con más de 25 años de experiencia. "A menudo, las propias empresas encargan la investigación para evitar que cundan malos ejemplos", añade, recordando casos de supuestas lumbalgias agudas o lesionados de rodilla a los que se ha visto practicando deporte o haciendo vida normal.
Olazábal recuerda casos más extremos: "Se han dado casos de supuestos tetrapléjicos bailando en discotecas".
Uno de los casos más célebres que se ha dado en España en los últimos años fue el de Domingo Merino, que fue descubierto por la Guardia Civil conduciendo a 154 km/h a pesar de que él aseguraba haberse quedado ciego en un accidente de tráfico por el que recibió una indemnización de 546.780 euros. Mapfre llevó el caso a juicio y Merino se defendió explicando que quería sentirse como Al Pacino en Esencia de mujer. El temerario conductor fue absuelto gracias a las pruebas oftalmológicas de tres clínicas distintas.
PÚBLICO, Domingo 25 de mayo de 2008

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