martes, 13 de mayo de 2008

Lo que vale un euro

Celeste López / Maite Gutiérrez / Marta Ricart Madrid / Barcelona
¿Debería sustituirse la moneda de un euro por un billete? Así lo creen varios estados de la Unión Europea (UE) - el último de ellos Francia, que ha promovido una campaña para que un euro se pague en papel-. Argumentan que los ciudadanos gastarían menos si dejasen de utilizar tanta calderilla, pues a una moneda se le da poco valor, aunque lo tenga. Pasar el euro a papel tendría beneficios, pero no todo sería positivo ni salvaría a España ni al resto de la UE de la inflación, afirman varios expertos consultados.
"En principio, si se fabrican billetes de un euro el consumidor será más consciente de lo que está gastando y le ayudará a administrar su dinero", afirma Gerard Costa, profesor del departamento de Dirección de Marketing de la escuela de negocios Esade-URL.
Diversos estudios demuestran que un billete refuerza la contención del gasto, continúa Costa. Y es que se gasta más alegremente una moneda de euro que un billete de dólar - muy por debajo del valor de la divisa europea-.
Pese a esto, el Banco Central Europeo (BCE) no contempla por ahora un cambio de este tipo y el secretario de Estado de Economía, David Vegara incidió ayer en que antes de tomar una decisión así se debería estudiar su utilidad. Costa explica que, según las investigaciones que han realizado en Esade-URL, cuando una persona paga cantidades inferiores a 20 euros, se desorienta y pierde el sentido del valor del dinero. "No se suele cambiar de euros a pesetas cuando se manejan cifras pequeñas", dice. Esta desorientación ha sido aprovechada por algunos sectores para encarecer los precios de ciertos productos básicos y del sector servicios.
Gaietà Farràs, presidente del Gremi de Restauració de Barcelona, rechaza en cambio que la restauración contribuya al encarecimiento de precios con el euro o se aproveche de que algunas personas no "caigan" en que pagan más caro. Asegura que el temor de la restauración va por otros derroteros: "en España la relación calidad-precio aún nos permite ser muy competitivos, pero en este momento todos los países se afanan por ser competitivos, y la caída de valor del dólar, por ejemplo, hace que hasta Estados Unidos parezca más barato, pero no es así. Recomendamos a nuestros asociados una contención de precios", señala.
En cuanto a las cantidades grandes, no habría problema de desconcierto a la hora de calcular. Cuando se piensa en cifras superiores a los 1.000 euros, se convierte la suma a pesetas y esto permite establecer comparaciones entre ese dinero y el sueldo que alguien gana, que también se sigue calculando en la antigua moneda.
Tener un billete de un euro resolvería el problema de la desorientación, "que muchos estados ya notaron en el 2003, sobre todo Austria, Grecia e Italia, donde estaban acostumbrados a los billetes pequeños", continúa Costa. Según este experto, el descontrol en los pagos inferiores a 20 euros no se resolverá hasta que la generación que ha nacido con el euro en curso se incorpore al mercado de consumo. Aun así, opina que el billete de un euro no frenaría la inflación. De hecho, la petición de Francia para que se emitan billetes pequeños tiene pocos visos de prosperar. Entre otras cuestiones porque la decisión la debe adoptar el BCE, organismo encargado de fijar la política monetaria de la zona euro (incluyendo no sólo el precio del euro, sino la cantidad de monedas y billetes en circulación). Y el BCE ya ha dejado claro que "aún no es el momento de realizar cambios de estas características al haber transcurrido apenas seis años de la entrada del euro", explican desde el Banco de España. Además, los expertos del BCE consideran que no está probado, según explican desde el Banco de España, que la incorporación de billetes de 1 y 2 euros pudieran servir para que la población tomara conciencia del valor real del euro y, por tanto, para que se pudiera contener la inflación.
Y, a todos estos argumentos, se suma que "no hay un apoyo de los ciudadanos a los billetes pequeños", indican las citadas fuentes. De hecho, y según respondió en septiembre del 2002 Pedro Solbes, entonces comisario europeo de Asuntos Económicos a una pregunta de un eurodiputado preocupado por el incremento de los precios con la llegada del euro, "la posibilidad de billetes de 1 o 2 euros no ha recibido un apoyo serio, aparte de Grecia e Italia, y suscita a veces una profunda oposición" por parte de la ciudadanía. Un sondeo realizado en Francia entonces indicaba que el 68% de los franceses estaba en contra de estos billetes pequeños, según dijo el ministro de Economía, Pedro Solbes. Sin embargo, desde el Banco de España se quiere dejar claro que, si hubiera una demanda generalizada, es "posible" que el BCE autorizara la puesta en circulación de billetes de 1 o 2 euros a medio plazo, "y siempre, conviviendo con las monedas de esa cantidad".
Raúl Ramos, profesor e investigador del Institut de Recerca en Economia Aplicada de la Universitat de Barcelona, asegura que la medida del billete de euro no tendría efecto alguno en reducir la inflación, sino sólo en ayudar a las personas a administrar mejor sus recursos, pero ve limitado su efecto, por ejemplo en el ahorro, al tratarse de gastos muy pequeños. Recuerda que lleva tiempo acostumbrarse a un cambio de moneda y hacerse con su justo valor, sobre todo a aquellas personas que se han criado con otra moneda. "La decisión del billete de euro ya no tiene mucho sentido en la actualidad, se tendría que haber planteado cuando se produjo el cambio de moneda; ahora, ya nos hemos acostumbrado a manejar las monedas; además, casi nadie hace la conversión de euro en peseta en gastos pequeños", afirma Ramos. Si el billete de euro no llega nunca, lo único que queda es concienciarse de su valor, recomienda Gerard Costa, de Esade-URL, y protestar ante las subidas abusivas de precios.
LA VANGUARDIA, Miércoles 14 de mayo de 2008

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