domingo, 17 de febrero de 2008

¡Alerta! La retirada de productos peligrosos crece un 57% en 2007

VIRGINIA ZAFRA - Madrid - 16/02/2008
¿Ha recibido alguna vez una notificación del concesionario que le vendió el coche o de la tienda donde compró el ordenador portátil para que pase a cambiar el artículo porque es defectuoso?
Probablemente sí a juzgar por el incremento que se está produciendo en la retirada de productos por ser peligrosos para el usuario o por contener algún fallo de funcionamiento.
El Sistema Comunitario de Intercambio Rápido de Información (RAPEX, por sus siglas en inglés) alertó en los once primeros meses del año pasado de 1.261 productos de alto riesgo que se estaban comercializando en varios países de la Unión Europea. Esa cifra supone un incremento del 57% sobre el año anterior, debido principalmente a que se duplicaron los avisos sobre juguetes, que ya acaparan una de cada tres alertas. En la mayoría de los casos se deben a que contienen más plomo del permitido en la pintura o a que tienen piezas que desprenden fácilmente y con las que los niños pueden ahogarse.
España ocupa en estos avisos y retiradas de productos un lugar privilegiado en Europa. En concreto, la cuarta posición, sólo por detrás de Alemania, Grecia y Eslovaquia y a la par que Hungría.
Del total de artículos de alto riesgo localizados en 2007 –por las compañías o las autoridades–, un centenar eran de empresas españolas, el 8% del total.

Más reclamaciones
El director de Riesgos Industriales de la firma mundial de Consultoría de Riesgos y Correduría de Seguros, Santiago Villarrubia, quita en todo caso algo de hierro al fuerte crecimiento de las alarmas. No es que ahora los productos sean mucho más peligrosos que antes, explica, sino que ahora hay más cultura de la reclamación, más exigencias legales sobre la calidad de los productos y el consumidor es más consciente de sus derechos y está más concienciado. Y en otros muchos casos, es la propia empresa la que decide recuperar una partida de un producto porque no cumple todos susestándares de calidad.
De hecho, si se miran las cifras de retiradas de productos en España el año pasado, se ve que son muy superiores a las de alto riesgo que comunicó el RAPEX. El Instituto Nacional de Consumo –que facilita los datos al organismo europeo– realizó 570 notificaciones de artículos defectuosos en 2007 (un 46% más), en muchos casos comunicadas por las propias empresas.
En lo que va de 2008, esta institución ha realizado ya 70 avisos, de los que 25 han sido sobre juguetes, nueve de artículos para bebés, siete de material eléctrico y cinco sobre vehículos. En estos últimos, destaca el de BMW sobre riesgo de accidente en su vehículo Mini Cooper por problemas en la barra estabilizadora del eje trasero.

Las empresas españolas no hacen planes
La mayoría de las empresas españolas no son conscientes de los riesgos que corren con sus productos ni de los costes a que tendrán que hacer frente en caso de que resulten defectuosos o contaminados. Así lo afirma Villarrubia, quien sustenta su afirmación al señalar que sólo entre un 10% y un 20% de las empresas españolas tienen diseñados planes específicos para retiradas de productos y en el caso de las pymes, mucho menos.
Con lo que sí cuentan buena parte de las compañías es con un seguro de responsabilidad civil, al que en algunos casos —muy pocos— le añaden la cobertura de retirada de productos. Esa póliza adicional, que está muy extendida en otros países europeos, cubre todos los gastos que puede provocar esta contingencia, desde los avisos en prensa, hasta la destrucción del artículo defectuoso, pasando por la recogida.
Los límites medios que ofrecen las aseguradoras asentadas en España fluctuan entre los 150.000 y los 600.000 euros. Para riesgos superiores hay que acudir a los mercados internacionales. Los precios de estos seguros oscilan entre el 0,3 y el 0,5 por mil de las ventas de la compañía. En los tres últimos años se han abaratado entre un 15% y un 20%, pero eso no se ha traducido en más contrataciones.
Eso demuestra, para Villarrubia, un importante problema de concienciación entre la clase empresarial sobre los costes y problemas que provocan las retiradas.
Casos sonados de artículos que perjudican seriamente la salud
1. La multinacional Sony tuvo que retirar 13 millones de baterías de portátiles en octubre de 2006 porque se recalentaban tanto que podían incendiar los ordenadores. La operación le costó 319,2 millones de euros. Ese año, sus beneficios cayeron más de un 68%.
2. La juguetera Mattel quitó del mercado 18,6 millones de piezas en todo el mundo el año pasado, debido a que contenían imanes con los que los niños podían asfixiarse y a que contenían más plomo del permitido. De esos juguetes, más de medio millón se habían comercializado en España.
3. En noviembre de 2005, Ford llamó a revisión a más de 220.000 coches en Estados Unidos por un fallo en la sujeción del tanque de la gasolina. Suzuki y Honda hicieron lo propio con otros 424.000 vehículos por problemas en la transmisión.
4. Bausch & Lomb decidió en mayo de 2006 dejar de comercializar un producto de limpieza de lentes de contacto tras comprobar que su uso podía incrementar el riesgo de contraer una infección fúngica, capaz de causar cicatrices en el ojo y ceguera. Hubo más de un centenar de afectados.
PÚBLICO, Domingo 17 de febrero de 2008

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