miércoles, 16 de enero de 2008

Los clones se acercan al supermercado

JAVIER YANES - Madrid
Si el panorama actual se confirma, en pocos años las etiquetas de los productos del supermercado incluirán una palabra que hasta ahora pertenecía a la ciencia y a su alter ego, la ciencia-ficción: "clon".
Desde la creación de la famosa oveja Dolly, en Escocia, en 1996, las tecnologías de clonación se han perfeccionado para aplicarlas a la mejora en la cría de ganado, por la posibilidad de conservar la herencia genética de los ejemplares perfectos y replicarla una y mil veces.
Espoleados por el debate social generado en torno al ganado clónico, los organismos reguladores se han aprestado a estudiar el asunto para emitir sus veredictos. Uno de ellos, la Administración de Fármacos y Alimentos (FDA), en EEUU, ya se ha pronunciado.
El pasado martes publicaba su informe final favorable, eliminando la última barrera efectiva para que en EEUU comiencen a comercializarse la carne, la leche o los huevos procedentes de ejemplares clónicos. Quizá el aspecto más polémico es que allí no se obligará a que estos productos incorporen un etiquetado específico informando sobre su origen.

Europa, por el mismo camino
Europa aún se encuentra en una fase previa, aunque sigue la misma senda. El pasado viernes, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicaba su informe preliminar, elaborado en respuesta a la petición de la Comisión Europea (CE).
El dictamen, basado en los datos científicos disponibles, concluye que los alimentos de origen clónico son igual de sanos y nutricionalmente equivalentes a los obtenidos del ganado convencional. El documento permanecerá abierto a la consulta pública hasta el 25 de febrero.
Posteriormente, la nueva versión, que se hará pública previsiblemente en mayo, será entregada a la CE para tomar las decisiones adecuadas en materia de regulación. Si todo procede según lo esperado, fuentes de la CE estiman que en dos años estos productos pueden llegar a los supermercados. Pero el asunto no está ni mucho menos zanjado.
En EEUU al menos tres grandes empresas se encuentran preparadas para abrir fuego en esta nueva industria. Una de ellas, Trans Ova Genetics, ha producido casi la mitad de los 570 animales clónicos, la mayoría vacas, que existen en el país. Otra, ViaGen, vende reses clonadas a 17.500 dólares la cabeza. El precio es alto, pero la inversión garantiza una progenie de alta calidad.
Pese a todo, el consumidor aún es reticente. Los datos indican que sólo un 22% de los estadounidenses contempla estos productos sin recelo. Por ello, el Departamento de Agricultura ha decidido solicitar a los productores que mantengan la moratoria voluntaria que hasta ahora mantenía la industria.
Sin embargo, según el rotativo The Washington Post, algunos ejecutivos de estas compañías reconocen que no saben cuántos de estos animales han entrado ya en la cadena alimentaria, y que semen congelado de toros clonados se ha vendido en numerosas ocasiones a ganaderos del sector tradicional. En resumen, todo parece indicar que los estadounidenses comen ya, sin saberlo, carne clonada.

Recelo generalizado
Europa lleva cierto retraso en el desarrollo de esta industria, aunque Reino Unido y Alemania pujan por abrir brecha. A la Comisión Europea le consta que Londres ha importado progenie clónica. Al menos, en Europa es probable que el etiquetado sea obligatorio, lo que ofrecerá al consumidor la posibilidad de elegir.
Pero es previsible que la introducción de estos productos no sea suave. Incluso los expertos dudan de la necesidad de esta producción. Según el profesor de Genética Animal de la Universidad de Zaragoza Luis Varona, "el problema es que no se gana nada ni se aporta nada". "Si uno es consumible, el otro también lo es, y el convencional es mucho más barato", dice.
Las mismas dudas asaltan al responsable de ganadería de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), Adolfo Alcalde: "No estamos en contra de la producción de animales clonados. Las ventajas son evidentes para conservar el valor genético de los sementales, pero no vemos claro que sea viable para consumo por su alto precio. Los ganaderos españoles, sumidos en una de las mayores crisis de su historia, ni se plantean esto. No hay interés. Es una quimera", afirma. Para el representante de Asaja el etiquetado es esencial, "para que el consumidor decida".
En el mismo sentido se pronuncia la asociación de consumidores Facua: "Debe aplicarse el principio de cautela y prevención, pero hay que insistir en la necesidad de un etiquetado", apuntan desde esta organización. La novedad de este asunto aún no les ha permitido emprender acciones específicas, como tampoco lo han hecho los ecologistas. Theo Oberhuber, de Ecologistas en Acción, resume la cuestión crucial: "¿Qué necesidad hay de esto? Se trata de promover una alimentación más natural, no una guiada por intereses económicos".
El debate está servido. Quizá haga falta trabajar en la solución al problema de fondo: los alimentos clónicos quizá son sanos, pero también los otros lo han sido siempre.

"El etiquetado será obligatorio, pero no como una advertencia"
El director Ejecutivo de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, José Ignacio Arranz, explica la posición española


¿Cuál es la posición española actual con respecto a los alimentos de origen clónico?
Somos disciplinados respecto a la posición europea, lo que no impide que podamos manifestarnos cuando no estemos de acuerdo. El proceso sigue su curso normal. A mediados de año se pidió el material, y la EFSA aún está construyendo su dictamen. Una vez concluido se transmitirá a la Comisión Europea, que regulará al respecto. Lo que ocurre es que, tras la luz verde de la FDA estadounidense, la EFSA en cierto modo se ha visto obligada a hacer un gesto. De momento es un acercamiento preliminar, el evaluador aún está valorando el riesgo. La EFSA nunca ha actuado con ligereza, así que su dictamen es de enorme valor. Pero nuestra posición es ecléctica y neutral. Debemos examinar los datos en su conjunto.
¿Qué opina de la decisión de la FDA, en especial de la no obligatoriedad del etiquetado?
El consumidor europeo no es el americano, las filosofías aquí y allí son diferentes. Respeto el dictamen de la FDA, pero no tenemos por qué coincidir. No basta con el primum non nocere [lo principal es no hacer daño] y con demostrar la equivalencia nutricional de estos alimentos y los convencionales, sino que el instrumento normativo debe brindar seguridad al consumidor. La faceta de la información al usuario es fundamental. Por tanto, en España y el resto de Europa el etiquetado será obligatorio, porque el consumidor tiene todo el derecho a saber y elegir. Ahora bien, debo aclarar que el etiquetado será informativo, pero no de advertencia. Europa no va a gestionar los productos alimentarios como si fueran cajetillas de tabaco, porque sólo se comercializarán estos productos bajo totales garantías sanitarias.
En EEUU este tipo de industria ya tiene un cierto desarrollo. ¿Cuál es la situación europea?
Hay empresas de biotecnología muy potentes, por ejemplo en Suiza. Aquí la entrada en el mercado de estos productos no sería tan inminente, pero debemos adelantarnos a los acontecimientos.
Londres ha confirmado la importación de progenie clonada, y empresas de EEUU afirman que están comercializando semen congelado, sin concretar a quién lo venden. ¿Es posible que algunos productos se hayan filtrado a los comercios europeos?
De ninguna manera. Los controles son muy estrictos y rigurosos. Es posible que haya importación de material para investigación, pero no para consumo. Aunque EEUU intente exportar estos productos, Europa no quiere importarlos.
Fuentes de la Comisión Europea apuntan que en dos años podría haber productos de origen clónico en los comercios del continente. ¿Coincide con esta previsión?
Sí, es razonable. Pero en ese recorrido aún nos quedan por delante varios escenarios y debates. Además de la seguridad y las políticas alimentarias, están los aspectos económicos de la industria.


PÚBLICO, Jueves 17 de enero de 2008
Imagen: Público

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