lunes, 28 de enero de 2008

El fin de la impunidad para publicitar alimentos funcionales

ANTONIO GONZÁLEZ - Madrid
Términos como isoflavonas, Omega-3, o esteroles vegetales eran hace unos años palabras que la mayor parte de los clientes de un supermercado no habían oído jamás. Sin embargo, hoy en día cada vez son menos los productos alimenticios envasados, especialmente algunos como los lácteos, que no llevan en su etiquetado alguno de estos términos, asociados siempre a mejoras nutricionales o reducción del riesgo de enfermedades. Aunque el etiquetado suele ajustarse al marco legal, el caso de la publicidad de estos productos es harina de otro costal, y la frontera que debería existir entre el concepto de alimento y el de medicamento no siempre está del todo clara para el consumidor. “La mayoría de los alimentos de los que se habla no son funcionales ni nada – explica Ascensión Marcos, investigadora del CSIC y presidenta de la Sociedad Española de Nutriciónya que una cosa es tener un componente, y otra que esté en una dosis determinada como para que suponga un determinado efecto saludable”.

Pruebas científicas
Pero parece que esta situación tiene los días contados tras la entrada en vigor, el pasado 1 de julio, de un reglamento europeo que regula el uso que hacen las empresas de las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables, que tendrán que basarse en estudios científicos. El reglamento contempla un periodo transitorio que varía según los casos, aunque en general las empresas no tendrán que cumplirlo al cien por cien hasta 2010, con el fin de que tengan tiempo a adaptarse. “La idea central de este reglamento es que las empresas tienen que hacer estudios científicos, que van a ser evaluados además por las autoridades europeas en materia de seguridad alimentaria”, señala el presidente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESA), Félix Lobo.
A su juicio, esta normativa responde adecuadamente a la “nueva realidad tecnológica” que constituyen los alimentos funcionales, que podían tener “algún problema de encaje exacto” con el marco legal nacional. “No se va a poder decir cualquier cosa ni cualquier estudio vale”, añade.

Control de anuncios
Mientras pasa este periodo transitorio, la AESA, dependiente del Ministerio de Sanidad, está realizando una labor de control de la publicidad de alimentos que se emite en televisión a través de un acuerdo con la Secretaría de Estado de Tecnologías de la Información. En virtud del acuerdo, este último departamento manda a la AESA los anuncios que salen por televisión. “Nos centramos en este tipo de publicidad porque es la más importante”, señala el presidente de este organismo, que reconoce que “ha habido reuniones con empresas para decirles que tal ocual anuncio tiene un problema o es ilegal”.
Como ejemplo de ingredientes que deben ser correctamente publicitados, el presidente de la AESA cita el caso de los esteroles vegetales, que tienen la facultad de reducir los niveles de colesterol y forman parte de determinados productos lácteos. Lobo sostiene que los anuncios de productos con esta sustancia deben dejar claro que los esteroles vegetales no deben ser consumidos por mujeres embarazadas ni por niños menores de cinco años. “Hay que dar la información de forma clara, que se vea y se oiga, no nos valen las letras muy pequeñas”, concluye.

"Se está engañando a los ciudadanos"
Al frente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC), Alejandro Perales (Alicante, 1958) denuncia la falta de control que existe en la publicidad de alimentos funcionales, aunque cree que la situación tendrá que cambiar.
¿Está lo bastante clara en publicidad la diferencia entre alimento funcional y medicamento?
Los alimentos funcionales son los que tienen un ingrediente con alguna eficacia sanitaria, como ocurre por ejemplo con las margarinas con fitosteroles. Son eficaces, pero lo preocupante es que se anuncian como un producto ordinario, y tienen contraindicaciones.
¿Cambiará el escenario en 2010?
El reglamento europeo demuestra que ha habido un gran fracaso de las autoridades nacionales, porque no aporta nada nuevo de lo que ya establecían las normativas de cada país. A partir de entonces, las empresas tendrán que ajustarse a determinadas condiciones para anunciar los productos.
¿Cómo es hoy la publicidad de estos alimentos?
La gran mayoría de la publicidad que utiliza argumentos de salud los usa de forma abusiva; bien porque el producto no vale para nada, bien porque la cantidad es tan mínima que no tiene efectos en la salud, aunque habría que ir caso por caso para demostrarlo. Desde el punto de vista de la veracidad, se está engañando claramente a los ciudadanos, aunque es difícil de demostrar y con este reglamento europeo la situación irá mejorando.
PÚBLICO, lunes 28 de enero de 2008
Imagen: Público

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