jueves, 18 de septiembre de 2008

Más altos, más obesos

Pilar Quijada / Madrid
Los españoles hemos crecido unos tres centímetros y nos hemos igualado en talla al resto de los europeos de nuestro entorno. Pero también vamos ganando peso y no de forma proporcional, precisamente. Si hace veinte años sólo un 3 por ciento de los niños tenían sobrepeso, hoy esta cifra se ha multiplicado por tres en el caso de las niñas y por siete en los niños. «Esto significa que nuestros niños y adolescentes son más altos, pero tienen más peso, por lo que la obesidad en nuestro país está avanzando», advierte Antonio Carrascosa, jefe de Servicio de Pediatría del Hospital Vall d'Hebrón, de Barcelona. Estas conclusiones se han obtenido del «Primer Estudio Transversal Español de Crecimiento 2008», en el que han participado también los hospitales Miguel Servet de Zaragoza, Universitario de Basurto, San Cecilio de Granada y Carlos Haya de Málaga. En total, se ha medido y pesado a más de 34.500 niños y adolescentes de todas las edades, desde el nacimiento a los 20 años.

Infancia
La ganancia de peso empieza en los primeros años de vida, como advierte Juan Pedro López-Siguero, presidente de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica. «A partir de los tres o cuatro años, nuestros niños ya se diferencian en cuanto a peso de los que viven en los países europeos del entorno y se parecen más a los americanos de Estados Unidos y México. Cuando llegan a los diez o doce años, las diferencias respecto de los europeos son aún más importantes». Aunque a partir de los catorce años, las adolescentes empiezan a preocuparse por su imagen y se desmarcan de la tendencia al sobrepeso de los varones. situándose en el cuarto lugar en el ránking europeo, por detrás de lás feminas de Holanda, Suecia y Reino Unido, que pesan más que las españolas.
Entre las causas que favorecen el sobrepeso ambos especialistas señalan un aporte calórico excesivo –con alimentos que tienen muchas calorías en poco volumen– y la tendencia cada vez mayor al sedentarismo. «A los tres años, los niños no paran de moverse y si ya hay sobrepeso se puede atribuir a que comen en exceso. Pero después, el ocio de los más mayores se vuelve más sedentario», matiza López-Siguero.
Los niños prematuros, a partir de 26 ó 27 semanas, o los que nacen con bajo peso tienen mayor riesgo de desarrollar obesidad en la edad adulta, apunta este especialista del Hospital Carlos Haya de Málaga: «La ganancia rápida de peso supone una sobrecarga para el metabolismo del niño y se ha relacionado con el desarrollo, cuando llegan a adultos, del síndrome metabólico, es decir, obesidad, diabetes e hipertensión».
Según un estudio publicado en la revista de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, coordinado por Cristina Azcona San Julián, de la Unidad de Endocrinología Pediátrica de la Clínica Universitaria de Pamplona, la obesidad en la infancia y en la adolescencia es cada día un motivo de consulta más frecuente y produce complicaciones tanto médicas como psicológicas en los chavales. Y si no se realiza ninguna intervención, tienen un riesgo dos veces mayor de seguir siendo obesos en la edad adulta.

Genética y Televisión
En el mantenimiento del sobrepeso y la obesidad, Azcona destaca que intervienen tanto factores genéticos como ambientales. Y entre estos últimos, destaca el número de horas que los niños y jóvenes pasan frente al televisor, que está en relación directa con el riesgo de obesidad, especialmente en los adolescentes: «La televisión anuncia alimentos con alto contenido calórico y, en general, los personajes que aparecen muestran unos hábitos alimentarios inadecuados». Además, frente a la pantalla se incrementa la posibilidad de «picar» y se reduce el tiempo dedicado a las actividades al aire libre. Y es que el ejercicio no sólo gasta parte de la energía ingerida y ayuda a mantener un correcto balance calórico, también previene la aparición trastornos vasculares y diabetes porque mejora el efecto regulador de la insulina y disminuye la lipogénesis.
Otros factores ambientales implicados en el exceso de peso, señala Azcona, son el tipo de estructura familiar, y el exceso de alimentación durante el periodo prenatal y de lactancia.Si la tendencia de aumento de peso que se está produciendo en los países desarrollados no se invierte, podría darse la paradoja, señala el doctor Carrascosa, de que en la sociedad del bienestar, la esperanza de vida de las nuevas generaciones sea por primera vez menor que la de sus progenitores. «Como especie hemos vivido siempre en condiciones de penuria de alimentos y nuestros genes están adaptados para sacar el máximo partido a esa carencia. Pero desde hace medio siglo concurre un genotipo ahorrador con un exceso de alimentos y por eso la obesidad va en aumento», señala este especialista.Además de mermar la salud a largo plazo, el exceso de kilos tiene también efectos inmediatos sobre los chavales, como alteraciones del desarrollo puberal –pubertad adelantada, pseudohipogenitalismo y ginecomastia en varones–, problemas dermato- lógicos –estrías, infecciones por hongos–, disnea de esfuerzo ante el ejercicio físico moderado y patologías en los huesos y articulaciones –pies planos, escoliosis–.

Tratamiento
El tratamiento de la obesidad, explica Azcona, es uno de los problemas más difíciles y frustrantes para el pediatra, ya que cerca del 90 por ciento de los niños que pierden peso vuelven a recuperarlo, como ocurre con los adultos. No obstante, indica que con una pérdida de peso moderada se puede conseguir una notable disminución de los trastornos asociados a la obesidad, que se considera ya la epidemia de este siglo, además de una enfermedad crónica difícil de tratar.Además, advierte Azcona, la dieta para perder kilos puede tener efectos secundarios importantes, como disminución del crecimiento, si el aporte calórico no es el adecuado. Sin olvidar los psicológicos, porque un régimen muy agresivo puede contribuir a empeorar la autoestima o provocar una depresión. Y en niñas predispuestas puede ser el resquicio por el que se cuelen los trastornos alimentarios, como la anorexia o la bulimia.


ABC, Sábado 24_05_2008

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