miércoles, 31 de octubre de 2007

El sector alimentario prevé más subidas que repercutirán en inflación y renta familiar

MAITE VÁZQUEZ DEL RÍO. MADRID.
«Esto no es una tormenta de verano; es un tsunami», afirmó ayer el secretario general de la patronal de alimentación y bebidas (FIAB), Jorge Jordana, para definir la crisis que atraviesa el sector y que no ha hecho más que empezar porque el problema «no es coyuntural sino estructural».
Jordana advirtió ayer que los precios de los alimentos, sobre todo de los cereales, seguirán subiendo, lo que supondrá que las familias tendrán que dedicar más del 20% de su renta a un gasto que hasta ahora suponía el 17% de la renta familiar. Esta subida también repercutirá en el índice de precios al consumo, que elevará en un punto el IPC hasta situarse por encima del 4%, un efecto que no sólo se dará en España sino en el resto de la UE, lo que a su vez no hace descartables nuevas subidas de los tipos de interés que retraerán el consumo.
Este círculo vicioso ya está teniendo sus primeras consecuencias en el sector alimentario, que para el presente ejercicio está viendo caer su volumen de negocio entre el 1,5 y el 2%, según confirmó Jordana. Y sin que haya pacto de precios, como denuncian las organizaciones de consumidores. Ante esta situación ayer también el Ministerio de Agricultura confirmó que actuará si detecta pacto de precios de alimentos tras el alza del cereal. Y todo porque las continuas subidas del precio del petróleo han provocado una creciente demanda de cereales para producir biocombustibles (es rentable producir bioetanol cuando el precio del petróleo supera los 70 dólares el barril, y en estos momentos se encuentra en los 90 euros) y han provocado que los precios de los alimentos básicos se disparen.
Las malas cosechas en Argentina, la subida disparatada en los productos lácteos al estar muy concentrada la producción en Nueva Zelanda, unido al aumento de la demanda de cereales en China e India y la creciente utilización de los cereales para producir bioetanol que se están «comiendo» las reservas, así como los efectos de incertidumbre sobre la producción agrícola derivados del cambio climático serían las causas fundamentales.
«Estamos en un cambio profundo en la producción agraria y agroalimentaria», subrayó Jordana, para explicar que ahora el precio que necesita el cuerpo humano para alimentarse está al mismo nivel que el precio que paga por el combustible.

Desaparición de empresas
El sector alimentario atraviesa una gran volatilidad, ante el incremento del precio del crudo y de las materias primas. Esta situación va a provocar distorsiones en el mercado y la desaparición de empresas. «Desde ahora todo va a subir nos guste o no», enfatizó Jordana.
Desde FIAB el primer empujón a los precios de los alimentos se produce por el dinero que dejó de depositarse en las «subrprime» tras la crisis hipotecaria en agosto. Esas cantidades se fueron al mercado de futuro de cereales y al mercado del petróleo. Es previsible, explicó Jordana, que cuando ese dinero se vaya de dichos mercados, los precios vuelvan a bajar, pero el sector ya estará inmerso en una crisis estructural de la que sólo se podrá salir con actuaciones políticas, tanto nacionales como europeas.
«A partir de ahora la alimentación va a volver a ser preocupación de gobiernos y sociedades, como en los años 60», dijo Jordana, porque muchos sectores de la industria alimentaria han empezado a perder beneficios para no perder mercado. Los cereales, la leche y el sector cárnico, entre otros, pueden estar a punto de vivir «una debacle», porque también ha empezado a afectar el cambio del euro/dólar y, por ejemplo, la carne se está quedando en el mercado europeo sin poder salir y se ha empezado a producir un sobreabastecimiento. Jordana incluso llegó a afirmar que «el sector ganadero está al borde de la desaparición».

Actuaciones
FIAB propone que se cambie la orientación de la producción agrícola de la UE para solucionar el problema, «dejando de subvencionar para que no se produzca; es urgente que se deje producir». Además, la patronal propone que se abarate el coste de los transgénicos; que se prohíba su uso es «un lujo», consideró Jordana. A ello se suma que la industria agroalimentaria deberá reformularse y buscar materias primas alternativas.
En segundo lugar, FIAB propone a la UE que se «tome en serio el nivel de stocks» para no perjudicar los precios ni el aseguramiento y, en tercer lugar, que también se tome en serio el problema de la energía, reducir el consumo del petróleo, utilizando la política fiscal y las energías alternativas, como la nuclear.
ABC, MIÉRCOLES 31_10_2007

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