martes, 20 de octubre de 2009

La dieta mediterránea, en los huesos

POR SARA CAMPELO
MADRID. Cereales, verduras, legumbres, pescado azul y ríos de aceite de oliva. Saludable, económica y altamente recomendable. La dieta mediterránea es más conocida que seguida, según alertan los expertos. Un estudio publicado por la revista “Public Health Nutrition” elaborado por la Fundación Dieta Mediterránea (FDM) detecta un claro alejamiento de este modelo de alimentación.
Son los países pertenecientes a la Europa Mediterránea los que reflejan una disminución más significativa del índice de adherencia a la popular dieta. El estudio, que analiza el comportamiento alimentario de los últimos cuarenta años y que abarca 41 naciones, destaca que España es el cuarto país mediterráneo que más pierde en su dieta, después de Grecia (el que experimenta un mayor distanciamiento), Albania y Turquía.
Sin embargo – subraya Ana Bach, coordinadora científica de la FDM – mientras que los países de la cuenca han experimentado en los últimos años una variación de la dieta mediterránea, la Europa del norte y otros países del mundo se acercan tímidamente al patrón saludable de este tipo de alimentación”. Así, según el informe, Egipto es el país con más adherencia a la Dieta Mediterránea en los últimos años. Por su parte, países como Irán, Reino Unido, Suecia, Dinamarca y Noruega se aproximan a estos hábitos aunque, con la excepción de Irán, todos siguen estando lejos del patrón alimentario de la Dieta Mediterránea.
Para Ana Bach es prioritario la promoción de la dieta mediterránea “y de un estilo de vida de referencia que ha despertado el interés de científicos de todo el mundo por su contribución a la prevención de enfermedades. El proceso de globalización ha sido también determinante para la extensión de ésta y otras dietas de todo el mundo”.
Los fogones, a régimen
Por su parte, Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), anuncia que el cincuenta por ciento de la población española está abandonando la dieta mediterránea. Para Aranceta, los fogones españoles suspenden en los primeros platos “los tradicionales guisos, las legumbres, los cocidos de toda la vida han sido sustituidos por alternativas más rápidas, fáciles y, a veces, hasta más económicas”.
La incorporación de las madres al trabajo y la pérdida de unos hábitos familiares tradicionales influyen en esta tendencia que nos aleja de la buena mesa para caer en la bollería industrial, es exceso de hidratos de carbono y la tentación de los fritos. “La dieta mediterránea exige más esfuerzo, quizá sea unos pocos euros más cara y requiere una labor de planificación a la hora de comprar, pero el beneficio que supone para la salud no tiene precio”, explica Javier Aranceta.
Cada vez en más alto el porcentaje de enfermedades y dolencias relacionadas con déficit nutricionales que pueden ser prevenidas gracias a una dieta saludable. Los alimentos que integran la dieta mediterránea sin ricos en antioxidantes y capaces de prevenir incluso problemas psicológicos como la depresión. Según la revista “Archivos Generales de Psiquiatría Americanos”, la población que tienen una alta adherencia a la dieta mediterránea reduce en un cuarenta por ciento los riesgos de caer en una depresión.
Sin embargo, según los diferentes expertos que participarán en el Salón de la Dieta Mediterránea (22-25 de octubre en Madrid), esta base alimentaria es, además de la más saludable, la más necesaria. “Recuperar la dieta mediterránea – afirma el catedrático de Medicina Preventiva el doctor Lluis Serra Majemes un tema tan importante como puede ser el cambio climático”. El doctor señala que las repercusiones de la pérdida de estos hábitos pueden ser catastróficas “ya que esta dieta mantienen la economía y las tradiciones culturales”.

ABC, MARTES 20_10_2009

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