jueves, 15 de octubre de 2009

Añoranza de lo real

Se siente agobiado y busca una pequeña vía de escape para huir de la recesión, podría encontrarla en un pollo, en un tarro de pepinillos o en la cosecha de esta temporada. Los altibajos de la economía han despertado el anhelo de una era menos tecnológica, menos volátil y más simple, la añoranza de unos tiempos menos comerciales y más reales.
Es la atracción de la autenticidad, ya se trate de estética, de una receta o de técnica”, aseguran en The Times Sean Crowley, diseñador de polos Ralf Lauren. Su interés por las “cosas antiguas de diferentes períodos” le ha llevado a coleccionar y restaurar paraguas ingleses y franceses de los años treinta y cuarenta.
Crowley, de 28 años, representa a un movimiento de recuperación de lo antiguo que exhuma los accesorios de la clase ociosa de finales del siglo XIX, según afirma Penelope Green en the Times. Algunas tiendas nuevas de New York, como Aginst Nature, venden recuerdos victorianos, colecciones de taxidermia, máscaras de esgrima y retratos antiguos a coleccionistas y decoradores.
Un nuevo producto, un licor llamado Root que en realidad es antiguo, satisface las necesidades de estos amigos del “estilo nievo retro”. Proviene del Té de Raíces, una receta que los nativos estadounidenses enseñarosn a los colones en el sigño XVIII. Steve Grasse, dueño de la tienda Art in the Age of Mechanical Reproduction, comentaba a Green que “el Root encaja muy bien con la marca Art in the Age porque la marca trata de restaurar el aura que se perdió con la mercantilización de nuestras vidas. Nuestro trabajo es recuperar el aura que se ha perdido por causa de los centros comerciales y la basura barata china”.
Mientras que algunos pueden encontrar esa aura de autenticidad en los artículos retro, otros la están descubriendo en cosas más suaves y sedosas: los pollos de corral. Los criaderos que venden pollitos casi no dan abasto para satisfacer la demanda, escribe William Neuman en The Times.
Marie Reed, repreentante de ventas de un criadero de Texas, cuenta a Neuman que los directores de las tiendas de alimentación rural que venden las aves de su empresa le han comentado que este año ha aumentado la demanda de pollitos, semillas y munición. “Esto me dice que la gente quiere volver a depender más de sí mismos”, afirma.
¿Hay algo menos tecnológico que una fresquera? Bruce Butterfield, director de investigación de la Asociación Nacional de Jardinería, un grupo sectorial, comenta a The Times que la conservación de la comida casera aumenta cuando la economía va mal. Muchas familias han tomado la aparentemente anacrónica decisión de convertir sus sótanos en fresqueras, como las de las casas del siglo XIX, las de los apocalípticos, escribe Michael Tortorello en The Times.
Si hacer un sótano con el suelo de tierra y atiborrarlo de patatas les parece un pelín rústico, envasar, conservar y encurtir podría resultarles más sencillo. Últimamente, muchos parecen creerlo así. Las ventas de equipamiento han subido al menos un 50% con respecto a 2008, según la empresa Jarden, que vende botes, cuenta Julia Moskin en The Times. Conservar ofrece satisfacciones primarias y resultados prácticos, escribe. “La gente quiere recuperar los alimentos y las habilidades que estaban en manos de gigantes del sector”, comenta.
Es el regreso a lo auténtico, que uno encuentra en un bote de conservas, un gallinero o en un estilo de vida anticuado. Como dice Grasse: “El planteamiento es particularmente apropiado hoy en día, porque todo se ha venido abajo. Los antiguos conceptos de lujo se han desmoronado. La gente busca lo real”.
THE NEW YORK TIMES - EL PAÍS, Jueves 15 de octubre de 2009

1 comentario:

Anónimo dijo...

La verdad es que se echa de menos ir al gallinero a por los huevos de tus propias gallinas, o ir a la lechera a por la leche recien ordeñada, o a la huerta a recoger las patatas cosechadas.
La sociedad actual ha olvidado ya lo que han significado y significan estas cosas. Ya todo proviene de la tecnología y la modernidad. Es casi impensable que haya gente que subsista de sus propios productos.
Si que es cierto que últimamente la gente intenta buscar los productos más naturales y ecológicos, y dejar atrás los productos elaborados tecnológicamente.