lunes, 14 de abril de 2008

La pugna de los horarios

POR CARLOTA FOMINAYA. MADRID.
Para unos, el proyecto de Ley de Modernización del Comercio es una auténtica declaración de guerra, una manera de «eliminar» miles de puestos de trabajo, un paso más contra el comercio tradicional. Para otros, representa el pase a la auténtica liberalización e impulso del sector, que contribuirá a la dinamización del turismo, y a generar importantes inversiones y empleos.
La norma del Gobierno madrileño propone que no existan las limitaciones horarias máximas que se establecen para el ejercicio de la actividad comercial, tanto con carácter semanal (máximo de 90 horas), como diario (cierre entre 12 de la noche y 7 de la mañana, y 12 horas de apertura máxima los días festivos), haciendo uso de las atribuciones reconocidas por la legislación estatal en materia de horarios comerciales.
Para la Comunidad, el principal objetivo de esta medida es «conseguir mayor competitividad y generación de empleo, además de una mayor adecuación de los horarios a las nuevas necesidades de los consumidores». Para ello ponen de ejemplo lo ocurrido en la precursora Puerta del Sol, donde se han creado más de 500 puestos de trabajo desde que se instaurara la medida. El Ejecutivo asegura que la ley responde a la necesidad de muchos ciudadanos que no pueden hacer sus compras en horas hábiles. Además, insisten en que la normativa no obliga a ningún comerciante a mantener abierto su negocio.

Posturas enfrentadas
Antes de presentarse, la propuesta había sido consensuada con la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM-CEOE), la Conferencia Madrileña de Empresarios de Comercio y Servicios (Cecoma), y las grandes superficies (Anged). Sin embargo, el viernes el comité ejecutivo de Cecoma matizó su postura. Esta organización puntualizaba hace dos días su acuerdo con el proyecto de ley pero su «total disconformidad con la ampliación del número de horas de apertura, que pasa de las actuales 12 horas a 24». Por esta razón, la junta directiva de Cecoma acordó solicitar a la Consejería de Economía una «mejor definición de los artículos 19 y 20 del citado proyecto», ya que entienden que «no define con claridad lo que se entiende por un gran establecimiento comercial».
Además de la postura de Cecoma, las quejas de comerciantes se han sucedido a lo largo de toda la semana. Los más críticos fueron los de la Federación de Comercio Agrupado y Mercados de la Comunidad de Madrid (Cocam), o la Federación de Madrid Centro, dos asociaciones que unidas aseguran sumar del orden de 45.000 comercios en toda la región.
Para la primera, que incluye entre otros al gremio de joyeros, plateros y relojeros, a Unipyme, a Fecoesur o a la Asociación de Mujeres Empresarias, la total liberalización de horarios «va a provocar la indefensión del comercio especializado y, por ende, el cierre de muchos establecimientos (...), una medida que va a «buscar la ruina» de muchos de sus establecimientos». Es más, la circunstancia llegaría, asegura Javier Ollero, presidente de Cocam, «a desertizar los barrios y ciudades del comercio de proximidad (...), y el comercio de calidad, de atención personalizada, profesionalidad y cercanía, dejaría de existir».
Tampoco se quedaron atrás en sus críticas la Federación Madrid Centro, que incluye a asociaciones como la de Santa Ana, Montera, Triball, el Foro Cívico Gran Vía, Atila o San Bernardo-Universidad y la Asociación de Empresarios Gran Vía. Estos afirmaron que con esta medida «los grandes abrirán, y los pequeños no podrán, por lo que las ventas de estas horas se desviarán hacia ellos. Así, los pequeños irán cerrando sistemáticamente».
ABC, Domingo 13_4_2008
Imagen: ABC

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